jueves, 28 de marzo de 2019

EL NODO SUR: MEMORIAS DE MI CLAN.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

A través de los siglos la Astrología logró ser mirada desde otros niveles de Consciencia. Muchos comprendemos, entonces, que lo que aparece en la cartografía posibilita mucho más que pre-decir. Juegos de luces y sombras, heridas a sanar, energías que integrar, etc., etc.

Sí, claro, todavía, en plena segunda década del XXI, son miles y miles los que siguen anclados a la vieja visión, asustados y asustando a cuanto Cristo se les cruce en el camino con su determinismo soez. (Es ahí cuando me pregunto si mi bien amado Urano, en su alegre peregrinaje por el Cosmos, se niega a transitar por determinadas Cartas natales…).

Igual de extendida está la (mala) costumbre de denominar al Nodo Sur como “karma”, o punto de karma. Cuando comprendemos el peso que cada palabra conlleva, nos preocupamos por llamar a las cosas con nombres menos condicionantes. El término “karma” remite inmediatamente, en el Inconsciente Colectivo, a “castigo”. Algo muy malo debo haber hecho en una encarnación anterior para estar padeciendo esto, concluye nuestra mente frente a esa definición.

Para los que lo desconocen: el Nodo Norte describe lo que nuestra Alma ha decidido encarar como aprendizaje existencial ahora. El Sur, las memorias que, con una frescura enorme, traemos de vidas pasadas.

Y acá llegué al punto que me trajo hoy aquí. A todos los dioses del Cielo gracias, también evolucionó a través del tiempo la mirada respecto al origen de nuestras problemáticas existenciales y coyunturales. La Terapia de Vidas Pasadas tal vez haya sido la pionera en encarar esas resoluciones desde una mirada transpersonal, o sea, ir a buscar el trauma más allá de nuestra presencia actual.

Las Constelaciones Familiares irrumpieron para traernos la toma de consciencia de que en nuestros antepasados y en sus experiencias dolorosas tendríamos no sólo la respuesta a muchos de nuestros conflictos presentes, también una bellísima herramienta de sanación para nosotros, y para ellos también.

Con los diversos nombres que fue adoptando según iba evolucionando e incorporando elementos cada vez más relevantes, la actual Decodificación Bioemocional nos habla ya de otra cosa: las probabilidades de que un “síntoma” (sea físico o cualquier situación en mi vida que me genere algún malestar, angustia o imposibilidad para sentirme pleno), se haya generado en mi vida presente, son infinitamente menores a que ese trastorno sea una herencia familiar.

Involucrado (fascinado) como estoy con este nuevo paradigma, con esta visión y sus lecturas simbólicas de la Vida tan estimulantes y con tanta semejanza a las astrológicas, empecé a comprender entonces de qué nos podría estar hablando, también, ese bendito Nodo Sur…

Días atrás, en la consulta que tuve con una mujer inquieta y sabia, me escuché por primera vez definir la posición por Signo y por Casa de ese Nodo desde esta nueva visión. ¿No es acaso la existencia de cualquiera de mis ancestros, con sus alegrías y pesares, una “vida pasada”? La coherencia entre lo que emergía como posibles vivencias de encarnaciones anteriores, con los patrones y mandatos presentes en su familia respecto al rol de la mujer, del “deber ser” y ausencia de libertades varias, era pasmosa y me dejó anonadado…

Sí, damas y caballeros, pensar que he venido a esta encarnación a resolver imposibilidades de vidas anteriores y que elegí “caer” en un clan que nada tiene que ver con esos traumas, es una concepción sumamente limitada, y por qué no, un poquito tirada de los pelos, ¿verdad?

Astrología y herramientas divinas de sanación. Sigamos caminando juntos hacia la evolución de nuestra Consciencia.

* Nota: la Astrogenealogía es una bastante reciente rama de la Astrología que maneja sus propios códigos a la hora de leer un mapa natal, vinculando los aspectos de la misma con los conflictos, heridas o temas varios a resolver según su correlato en la trama familiar.

Decodificación Bioemocional: http://www.humanopuente.com.ar/espanol/home 


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