A través de los siglos la Astrología logró ser mirada desde
otros niveles de Consciencia. Muchos comprendemos, entonces, que lo que aparece
en la cartografía posibilita mucho más que pre-decir. Juegos de luces y
sombras, heridas a sanar, energías que integrar, etc., etc.
Sí, claro, todavía, en plena segunda década del XXI, son
miles y miles los que siguen anclados a la vieja visión, asustados y asustando
a cuanto Cristo se les cruce en el camino con su determinismo soez. (Es ahí
cuando me pregunto si mi bien amado Urano, en su alegre peregrinaje por el
Cosmos, se niega a transitar por determinadas Cartas natales…).
Igual de extendida está la (mala) costumbre de denominar al
Nodo Sur como “karma”, o punto de karma. Cuando comprendemos el peso que cada
palabra conlleva, nos preocupamos por llamar a las cosas con nombres menos
condicionantes. El término “karma” remite inmediatamente, en el Inconsciente
Colectivo, a “castigo”. Algo muy malo debo haber hecho en una encarnación
anterior para estar padeciendo esto, concluye nuestra mente frente a esa
definición.
Para los que lo desconocen: el Nodo Norte describe lo que
nuestra Alma ha decidido encarar como aprendizaje existencial ahora. El Sur,
las memorias que, con una frescura enorme, traemos de vidas pasadas.
Y acá llegué al punto que me trajo hoy aquí. A todos los
dioses del Cielo gracias, también evolucionó a través del tiempo la mirada
respecto al origen de nuestras problemáticas existenciales y coyunturales. La
Terapia de Vidas Pasadas tal vez haya sido la pionera en encarar esas
resoluciones desde una mirada transpersonal, o sea, ir a buscar el trauma más
allá de nuestra presencia actual.
Las Constelaciones Familiares irrumpieron para traernos la
toma de consciencia de que en nuestros antepasados y en sus experiencias
dolorosas tendríamos no sólo la respuesta a muchos de nuestros conflictos
presentes, también una bellísima herramienta de sanación para nosotros, y para
ellos también.
Con los diversos nombres que fue adoptando según iba
evolucionando e incorporando elementos cada vez más relevantes, la actual
Decodificación Bioemocional nos habla ya de otra cosa: las probabilidades de
que un “síntoma” (sea físico o cualquier situación en mi vida que me genere
algún malestar, angustia o imposibilidad para sentirme pleno), se haya generado
en mi vida presente, son infinitamente menores a que ese trastorno sea una
herencia familiar.
Involucrado (fascinado) como estoy con este nuevo paradigma,
con esta visión y sus lecturas simbólicas de la Vida tan estimulantes y con
tanta semejanza a las astrológicas, empecé a comprender entonces de qué nos
podría estar hablando, también, ese bendito Nodo Sur…
Días atrás, en la consulta que tuve con una mujer inquieta y
sabia, me escuché por primera vez definir la posición por Signo y por Casa de
ese Nodo desde esta nueva visión. ¿No es acaso la existencia de cualquiera de
mis ancestros, con sus alegrías y pesares, una “vida pasada”? La coherencia
entre lo que emergía como posibles vivencias de encarnaciones anteriores, con
los patrones y mandatos presentes en su familia respecto al rol de la mujer,
del “deber ser” y ausencia de libertades varias, era pasmosa y me dejó
anonadado…
Sí, damas y caballeros, pensar que he venido a esta
encarnación a resolver imposibilidades de vidas anteriores y que elegí “caer”
en un clan que nada tiene que ver con esos traumas, es una concepción sumamente
limitada, y por qué no, un poquito tirada de los pelos, ¿verdad?
Astrología y herramientas divinas de sanación. Sigamos
caminando juntos hacia la evolución de nuestra Consciencia.
* Nota: la Astrogenealogía es una bastante reciente rama de
la Astrología que maneja sus propios códigos a la hora de leer un mapa natal,
vinculando los aspectos de la misma con los conflictos, heridas o temas varios
a resolver según su correlato en la trama familiar.
Decodificación Bioemocional:
http://www.humanopuente.com.ar/espanol/home
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