© Justo Félix Olivari Tenreiro.
El Tarot, a diferencia de lo que comúnmente se piensa, es
una herramienta de autoconocimiento que excede ampliamente y puede ir mucho más
allá de lo predictivo.
Si bien es muy útil para responder determinadas preguntas
puntuales, nos brinda la posibilidad de acceder a aquello que todavía permanece
en nuestra sombra, aquello que necesita ser sacado a la Luz, para, a partir de
ahí, poder trabajar conscientemente con eso.
Como lo he comprobado con los diferentes alumnos que he
tenido a lo largo de estos años, pareciera haber tantas formas de leer el Tarot
como humanos pisando la Tierra; desde aquellos a los que se les revela más
fácilmente lo relacionado a la cotidianidad del consultante, hasta los que casi
exclusivamente leen diferentes movimientos de ese juego de luz y sombra; lo que
la persona está pudiendo ver de sí misma y lo que no, y aquella información que
en muchos casos le “traería” un otro…
Y trabajando especialmente con la lectura astrológica, esto
es, utilizando las 12 Casas o áreas de Vida con las que se rige la Astrología,
los contenidos inconscientes emergen con mucha naturalidad en varias áreas,
sobre todo en la Casa Xll, la relacionada con los temas piscianos
transpersonales.
Excelente complemento de la Astrología, una lectura de Tarot
generalmente tiene para decirnos mucho más de lo que pensábamos que nos podía
aportar.
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