martes, 11 de diciembre de 2018

REFLEXIONES A LA HORA DE LA SIESTA… SEGUNDA PARTE.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Continuando con estas disquisiciones que me asaltan y toman mi ser mientras hago mis tareas cotidianas, que me llevan a re pensarme y a pensar en las conductas humanas, algo relativo al bien/mal llamado “compromiso” en las relaciones de pareja me estuvo tocando el hombro el otro día.

A veces los seres humanos actuamos de maneras muy extrañas… Será que lo hacemos en piloto automático y que no nos damos tiempo para hacernos esas preguntas tan adecuadas y conducentes de las que hablaba en la primer parte…

La sexualidad en el ser humano es cultural. Eso ya lo sabemos desde hace eones. Aun siendo necesaria (y hoy en día ya no imprescindible, a partir de los diversos métodos de fecundación que existen) para la procreación, desde el principio de los tiempos la venimos usando también para darnos, solamente, placer.

En el mismo sentido, la fidelidad sexual es absolutamente un mandato cultural occidental. En algunos países orientales un varón puede tener varias esposas con las que copula a diario, y la tribu nómade Wodaabe, en el Sahara, tiene la particularidad de que una vez al año son las mujeres las que eligen marido, pudiendo tener más de uno, y que las solteras pueden tener relaciones sexuales con quienes quieran.

Ya lo expresé en la primera parte: en estas reflexiones NO HAY JUICIO ALGUNO. Está perfecto, si es perfecto para ti, construir relaciones “abiertas”, con libertad sexual para cada uno de los integrantes de las mismas.

En lo que respecta a aquellos que elegimos poner toda nuestra atención, desde todos los planos, en una sola persona, he observado, como les decía, conductas por demás particulares. Fuimos a visitar a la virgencita que desata los nudos, a la vidente que nos recomendó la tía Marta, hicimos 25 años de terapia, 230 Constelaciones Familiares y 127 sesiones de Decodificación Bioemocional para lograr tener la pareja que alguna vez soñamos, pero eso sí, aun cuando la misma finalmente llega a nuestras vidas y estamos pletóricos de alegría, mantenemos bien guardadita la agenda oculta de todos nuestros amantes, y de todas las personas con las que hemos tenido un vínculo más o menos sexualizado, “por las dudas”…

Si te vas a preguntar si hacer eso “está mal”, pues no nos estaríamos entendiendo. En ese caso te invito a que leas la primer entrega de estas reflexiones. La/las preguntas del millón están soplando en tu oído derecho. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿A qué le tengo miedo? ¿En verdad lo necesito? No estaríamos demostrando tener mucha fe en la perdurabilidad de esa relación tan anhelada, si desde el principio estamos pensando en echar mano del banco de suplentes, ¿verdad?

Fidelidad. ¿Para qué? ¿Por qué? Desde mi más profunda experiencia personal, entiendo que el vínculo de pareja es el espacio por excelencia que, si así estamos dispuestos, nos puede llevar a la mismísima lluminación.

Verme en ese otro, “soportar” que mi compañera me diga cosas que no quiero ver de mí mismo, tenerle paciencia cuando la veo actuar de maneras absurdas, contar hasta 10.000 cuando no la encuentro receptiva a lo que le pido o le digo que me molesta, acompañarla en sus momentos o procesos de dolor emocional o existencial, cerrar la tapita del dentífrico sabiendo que le molesta que la deje abierta, aun cuando jamás lo hice en mi vida, comunicarle de manera amorosa y paciente y en primerísima primera persona lo que me ha dolido o lastimado, sí, todo eso, absolutamente todo eso, desde lo más trascendente hasta lo más banal, es un trabajo brutalmente honesto sobre mi ego que ni una internación de 50 años en un monasterio tibetano lograrían hacer.

Fidelidad. En mi pasado he sido infiel en más de una ocasión. Sí, claro, eso coincidía con una crisis en la pareja, y por eso mi ego infantil se justificaba. Hoy, inmerso en este trabajo sobre mí mismo y mis defectos de carácter, buscando actuar desde mi parte más Sabia o Noble, me quedaría quietito conteniendo esa pulsión sexual, sabiendo que eso está queriendo tapar algo, sea dolor, bronca, sentimientos de soledad, resentimiento o enojo hacia mi pareja, frustración, etc.

¿Está mal acaso tener relaciones sexuales con otra persona aun estando en pareja? Otra vez, Dios tiene cosas más importantes que hacer que estar pendiente de lo que hago con mis genitales. El punto en cuestión es que tapando las emociones, NO CREZCO, NO AVANZO, NO SANO NI RESUELVO LA SITUACIÓN, NO ME DOY CUENTA DE NADA. NO HAGO TRABAJO ALGUNO SOBRE MI EGO, Y DE ESE MODO SERÉ SIEMPRE UN NIÑO CAPRICHOSO QUE NECESITA UNA GRATIFICACIÓN INMEDIATA ANTE LA PRIMER INCOMODIDAD.

Es mucho más cómodo tapar la situación en la cama de una amante y buscar consuelo en sus brazos. Saturno mediante recorriendo mi Casa 7, y Plutón la 8, me resulta mucho más gratificante hacer contacto con lo que está más allá de los caprichos de mi ego; necesito CRECER.

Continuará…


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