Los 7 años de Urano en Aries, y la aun existente travesía de
Plutón por Capricornio han hecho lo suyo respecto a la disolución de
estructuras, originales formas vinculares, novedosas relaciones con el deseo,
inéditos paradigmas del concepto de familia (Cancer y Libra, los otros dos
Signos implicados en estos tránsitos).
En lo referente a la sexualidad, está muy claro que cada vez
hay más permiso, a nivel colectivo, para la exploración de nuevos encuadres.
Lo que, de base, nos puede dar cierta facilidad para ir más
allá de lo conocido y aceptado como “normal” a nivel social, es, en líneas
generales, la presencia de, y una alta identificación con la energía
uraniana-acuarina, sobre todo referida a planetas como Venus, Marte, y a áreas
de Vida o Casas como la II, la V, la VII y la VIII, y sus respectivos regentes.
Sí, claro, es de esperar que luego de estar otros 7 años en
el Signo y el eje de la sensualidad/sexualidad, y de la posesividad por
excelencia, hayamos podido introyectar, a nivel global, un desapego importante.
Pero lo que no deberíamos perder de vista es que el muy libertino de Urano
recién acaba de poner un pie en Tauro… Los seres humanos seguimos siendo
humanos. Y a la hora de explorar nuevas prácticas, sería muy bueno que lo
tengamos presente.
Tomar recaudos. Por ejemplo, a la hora de incorporar a un/a
tercero/a es muy recomendable que estemos hablando de alguien poco menos que
desconocido, con quien el vínculo no esté afectivizado por ninguno de los
integrantes de la pareja. He escuchado varios relatos en donde esa consigna no
era evaluada, a partir de lo que finalmente los tres, en sucesivos momentos, lo
han pasado mal y experimentado muchos celos al haberse sentido excluidos…
Otra práctica muy habitual es la del intercambio de parejas.
Mismo peligro: a la fascinación y la vital adrenalina que trae la situación
podrían seguirle sentimientos y sensaciones de mucha incomodidad e
inadecuación, lastimando la relación de manera innecesaria.
Así mismo cada día es más habitual oír hablar sobre parejas
“abiertas”. Desde el “Hacelo si querés, pero que yo no me entere”, hasta el
pedido de detalles como estímulo erótico, cada pareja descubre la fórmula de su
comodidad. Otra vez, encontrar lemas claros en donde ambos se sientan seguros
es fundamental; esto podría dejar fuera de carrera, por ejemplo, a amigos/as de
mi compañero/a.
Deseo y complementariedad. Marte y Venus. ¿Hasta dónde soy
capaz de ver, registrar y respetar los límites de mi pareja más allá de mis
deseos? Una vez más Libra, en todo su esplendor, emerge como el bendito
regulador del equilibrio que todo vínculo necesita para permanecer sano.
En mis primeros años como estudiante de Astrología me
resultaba complejo comprender como, hasta tanto Urano fuera descubierto, había
sido considerado como regente de Acuario el planeta Saturno, tan íntimamente
ligado a Capricornio, energía en verdad distante en usos y costumbres respecto
de la anterior.
“La libertad sin un orden que la contenga es caos”, me
susurró, en su momento, una muy guapa astróloga…
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