Del mismo modo que lo expresé en la entrega anterior
referida al Ascendente en Leo, a partir del conocimiento astrológico podemos
resignificar muchas de las vivencias por las que hemos atravesado.
En ese aprendizaje era imprescindible no ser mirado en los
primeros años de existencia, para que esa situación, desde todo punto de vista
dolorosa en el plano emocional, fuera la que llevara a la persona a lograr su
lugar de centro a lo largo de su Vida.
En el caso del recorrido virginiano lo que aparece muchas
veces es concretamente, en la infancia, una dificultad o limitación en el plano
de lo corporal; la imposibilidad de expresarse desde la intensidad del elemento
fuego estaría a favor de que el nativo se sumerja en los mundos interiores y
“pequeños” que Virgo representa.
No siendo el caso de la mayoría de las personas con este
recorrido existencial por delante, es muy común entonces que en sus primeros
años de vida hayan experimentado alguna restricción; pudo haber habido alguna
cualidad artística, creativa o intelectual relevante, que por algún motivo los
padres no pudieron estimular en el niño. La otra escena típica es haber nacido
en un hogar con cierto buen nivel económico, y más tarde presenciar cómo los
padres ya no podían hacer frente a sus deseos, debido a una nueva y más
limitada realidad material.
Hace unos días conjeturábamos con una alumna muy apreciada
por mí, con Ascendente en Virgo precisamente, si acaso este no era uno de los
más difíciles de asimilar. La memoria inconsciente de su Casa XII leonina lo
estaría complicando todo. “Qué difícil debe ser asumir que en esta encarnación
ya no se es un Rey o una Reina!!”, comentamos entre carcajadas…
Lo que esta persona eligió aprender es la “restricción”.
Estos individuos han de comprender que saltarse etapas no es lo de ellos. El
intestino regido por Virgo procesa los alimentos, y discrimina lo nutritivo de
aquello que ha de ser desechado. Esta digestión lleva un tiempo determinado, no
siendo la voluntad humana la que tiene potestad sobre ese ritmo.
Por otro lado, el sexto Signo zodiacal nos habla de sistema.
De que sea lo que hagamos, siempre estamos formando parte de un sistema en
donde hay otros implicados.
Así como es probable alguna minusvalía física congénita, la
“enfermedad” puede aparecer en cualquier momento como escena de destino, cuando
estas personas pretendan ir más rápido que lo que este aprendizaje recomienda,
no ocupándose de los detalles, o cuando se pongan excesivamente auto
afirmativas lanzándose de manera impulsiva en busca de una expansión ilimitada.
Dolencia física que los estaría invitando a aquietarse.
Otra de las formas que encuentra la consciencia de estos
nativos para regresar a lo “pequeño” y al orden es mediante la quiebra
económica, o situaciones de extrema limitación monetaria. Hasta tanto vayan
pudiendo comprender el verdadero mensaje que encierra Virgo, vivirán con la
sensación de que el destino los persigue con limitaciones y restricciones que
los obligan a achicarse…
Nunca nuestro crecimiento o toma de consciencia se da por
simultáneo en todas las áreas de nuestra vida, pero podemos inferir que quien
tenga el Ascendente en Virgo estaría pudiendo incorporar esa cualidad de manera
sustantiva si vemos que, por ejemplo, con el correr de los años adquiere el hábito
de tener sus propias finanzas ordenadas, o se toma tiempo antes de decidir algo
importante.
Otro síntoma en el mismo sentido es verlos desempeñarse en
tareas tales como contadores públicos precisamente, médicos, o cualquier otra
actividad dedicada al cuidado y acompañamiento de los demás, el tan mentado y
bello servicio virginiano.
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