El 16 de mayo próximo Urano, el rey de la desestructura,
ingresará a Tauro para permanecer allí por varios años.
¿Qué nos podría traer de nuevo este cuerpo celeste tan
particular, relacionado a la libertad, la necesidad de “aire” en los vínculos,
el desapego y el dejar atrás obsoletas formas de hacer las cosas?
Urano tiene la capacidad de ser el agente por medio del cual
nosotros mismos somos los primeros en sorprendernos al vernos desempeñándonos
de maneras inéditas… Muchas veces al punto de asustarnos de nuestras flamantes
conductas y formas de experimentar las situaciones y las relaciones.
El eje Tauro-Escorpio nos habla de cuestiones relacionadas a
la supervivencia: cómo obtenemos los recursos necesarios para nuestra
subsistencia, y cómo nos movemos en las transacciones energéticas con los
demás, imprescindibles para la obtención de esos recursos.
Estas temáticas vinculadas a la necesidad de preservar
nuestra existencia son las que derivan en las tan mentadas posesividad taurina
y manipulación relacionada a lo escorpiano; se nos plantea la urgencia por la
acumulación y la obtención de energía, respectivamente.
Urano, como planeta transpersonal, va a influir tanto en
nuestra carta natal particular, como a nivel colectivo de una manera relevante.
En lo personal, sería bueno ver en qué Casa o área de vida está ocurriendo este
tránsito para tener presente en dónde es necesario soltar e incorporar
creatividad y liviandad. Sabiendo que cuanto más me resista a los cambios que
mi propia Alma pide a gritos, más estaré proyectando esta energía, dando pie a
sucesos externos que luego leeré como desagradables y hasta desquiciantes…
A nivel global seguro traerá grandes e imprevisibles
cambios. Posiblemente surgirán nuevos paradigmas económico-comerciales, nuevas
formas de generación del empleo (el robot reemplazando al humano ya está entre
nosotros), e inéditas maneras de comercializar lo producido.
Regente de Acuario, Urano hace referencia a la búsqueda del
bien común, al desarrollo de soluciones que redunden en el beneficio de toda la
comunidad… Es de desear entonces que la Humanidad se encamine hacia formas más
equitativas y ecuánimes en relación a la distribución de la riqueza de ahora en
más.
¿Podremos resignificar nuestra relación con la finitud?
¿Lograremos concebirnos como seres libres, autónomos e independientes
otorgándonos espacios necesarios para la introspección? ¿Tendremos tolerancia
entonces con la necesidad de esos espacios de nuestras parejas, o la búsqueda
de seguridad seguirá siendo puesta en la figura de nuestro objeto amado?
¿Seremos lo suficientemente creativos como para explorar nuevos encuadres vinculares,
o continuaremos desandando los modelos aprendidos?
Como sea, lo que tenemos que tener bien en claro es que
cualquier cosa en nuestra existencia que ya haya cumplido su ciclo se verá
transformada de manera radical; o acompañamos conscientemente el proceso y nos
desprendemos de lo perimido, o experimentaremos esos cambios como muy dolorosos
y traumáticos.
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