© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Días atrás hablaba de lo que acontece cuando nos encontramos
con dos planetas enfrentados entre sí. La imposibilidad de la Consciencia, en
primera instancia, de apoderarse de ambas energías, acogiendo a una, y
proyectando la otra, atrayendo el individuo, entonces, situaciones y personas
ligadas a eso que no ha podido todavía comprender.
Ahora bien, esto fenómeno de “proyección”, este juego de Luz
y Sombra no es exclusivo de una oposición planetaria.
Es muy importante resaltar que cualquier energía de nuestra
Carta Natal puede significar un verdadero desafío de integración a lo largo de
nuestra existencia.
El aspecto emblemático respecto a esto es el mismísimo
Ascendente. No hay manera de que en nuestros primeros años de Vida no
proyectemos esa energía, toda vez que la misma está en un punto cero en
nosotros en cuanto a afinidad, al momento de nuestro nacimiento.
La cara opuesta a esto la representa el Sol. No tenemos que
hacer ningún esfuerzo para identificarnos con el Signo en el que se encuentra.
Así es como expresamos muchas de sus cualidades desde las más tempranas edades.
Pero también es muy llamativo ver cómo distintos seres
manifiestan diferentes facetas de ese mismo Signo, cómo muestran de muy
diversas formas una misma energía. ¿Qué es lo que hace que dos personas
expresen de manera tan disímil su misma energía solar?
La respuesta la encontramos, una vez más… EN ESE JUEGO DE
POLARIZACIÓN!!
Está más que caro que el mapa astral es de una complejidad
infinita, y que son muchos los otros factores que pueden estar interviniendo
para que esto suceda… Pero podemos ver, por ejemplo, arianos con mucha
decisión, muy independientes e intrépidos, con capacidad para registrar las
necesidades ajenas, y quienes, con el mismo Signo solar, sólo miran su ombligo,
demostrando una incapacidad enorme para darse cuenta de que tienen a alguien
enfrente a la hora de actuar sus caprichos.
Un Virgo moderado, analítico, con consciencia de la realidad
y el orden y bastante empático, o a un robot que analiza hasta los planteos
lacrimógenos de su amada como si fuera su psicoanalista, con una pobreza
extrema a la hora de expresar cualquier emoción.
Quien tiene la capacidad para reconocer al otro es el Signo
opuesto a Aries, o sea, Libra. Quien reina en el plano de lo emocional y lo
empático es Piscis, el Signo que complementa a Virgo.
El concepto de INTEGRACIÓN surge una vez más como
imprescindible para desarrollar y acceder a las cualidades más preciadas de
cada Signo zodiacal. Sí, lo mismo que necesitamos hacer cuando dos planetas
están en oposición…
Pero también es posible que en esta articulación entre una
energía y su opuesta complementaria caigamos en la no muy sana costumbre que
tenemos los humanos, que es la de polarizarnos y morar de manera permanente en
esa energía contrapuesta…
El pisciano aterrorizado por semejante sensibilidad, extrema
porosidad y falta de “forma” que se convierte en un rudimentario virginiano que
tiene pautado hasta en qué hora, minuto y segundo ha de ponerse el zapato
derecho, primero, y luego el izquierdo, sumido en rituales autómatas y
rutinarios, no es precisamente un buen ejemplo de integración de los opuestos,
sino más bien todo lo contrario…
Efectivamente, en una Carta Natal hay decenas de factores
que nos invitan a crecer y evolucionar. Pero en algo tan simple de rastrear
como es la energía que se encuentra enfrente de donde se sitúa nuestro Sol,
tenemos un verdadero tesoro, con muchísima información sobre nosotros mismos y
sobre lo que nos corresponde abrazar e integrar…
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