ASCENDENTE EN VIRGO, LA DULCE ESPERA…

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Al igual que los otros dos Signos de Tierra, Virgo como recorrido de aprendizaje de la Consciencia en el Ascendente, lleva implícita la lección de lo temporal. El concepto de PROCESO es algo que la persona que tenga que asimilar dicha energía se verá poco menos que obligada a internalizar.

Así como el Ascendente taurino puede sentir que la Vida es demasiado “lenta” conforme a su memoria ariana propia de su Casa Xll, y el aprendizaje capricorniano deja a estos seres exhaustos luego de haber obtenido cada logro a lo largo de su existencia con un esfuerzo ciclópeo, los que eligieron desandar el camino virginiano en esta encarnación sentirán la firme tentación de revelarse a cualquier limitación que se les cruce por el camino: su Casa Xll arquetípica se encuentra en Leo, y ningún Rey o Reina que se precie aceptará como si nada que algo o alguien, allá afuera, le diga cómo debe hacer las cosas…

Pero resistirnos sistemáticamente a aceptar y a adoptar las formas que nuestra propia Alma ha elegido absorber, tiene un costo. En el caso del Ascendente en Virgo ese precio puede ser, ni más ni menos, que la propia salud física.

Su memoria leonina pugna por querer hacer casi todo con cierta desmesura. Y Virgo es el detalle. Virgo es introspección, Virgo es lo “pequeño”. La enfermedad emergería así como el necesario impedimento para que el sujeto finalmente se sumerja en el mundo de lo íntimo y reservado.

“La astrología representa la suma de todos los conocimientos psicológicos de la antigüedad”, afirmó el muy sabio de Jung. Cada día que pasa soy más y más consciente de la Gracia que significa haber tenido acceso a esta materia Sagrada.

No suelo hablar de mi Vida personal, pero quiero compartir una experiencia muy ilustrativa ligada al Ascendente en Virgo.

Hace una década aproximadamente conocí a una Mujer por la que sentí una muy fuerte atracción en varios niveles. Luego de varias citas esa energía transitaba de manera armónica entre ambos, hasta llegar a ese punto en donde ya no hay mucho más que hablar.

Pero… “Félix, necesito decirte algo. Yo estoy inmersa en un proceso terapéutico que está resultando muy importante para mí. Estoy logrando llegar al fondo de muchas cuestiones de mi pasado, pudiendo entrar en contacto con niveles de sanación como nunca antes experimenté. Me siento profundamente atraída por vos, pero no es mi momento pare empezar la relación; necesito tiempo para seguir con mi trabajo interno, vincularme ahora con vos sería sacar mi energía de eso, y no es bueno para mí hacerlo. Ojalá me puedas esperar”.

A Dios gracias esta situación llegó a mí contando ya con cierta “madurez”. A los veinte y pico casi seguro me hubiera revelado a semejante frustración y el portazo hubiera sido lo previsible. Pero la diferencia la marcó otra cosa…

Tenía sus datos natales, pero nunca me había sentado a ver su Carta Natal. Y cuando finalmente la tuve frente a mi vista empecé a llorar profundamente…

Esta noble y bella Mujer tenía el Ascendente en Virgo… Y no sabía absolutamente nada de Astrología… Y en ese punto radicó mi conmoción; la de ver cómo la enorme Sabiduría de su Alma estaba expresando una necesidad imperiosa con una inocencia, una frescura y una autenticidad pasmosas.

Honré profundamente su proceso, y esperarla ya no significó ningún esfuerzo; poder acompañarla y ser testigo de su evolución fue un verdadero regalo para mí.

Son infinitas las posibilidades de comprensión empática que nos ofrece la Astrología. Yo, me siento un bendecido.