martes, 14 de noviembre de 2017

SAL.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

“Son los juegos de Neptuno, quién sabe cuánto habrá que remar…” Gustavo Cerati.

Neptuno te aporta una sensibilidad exquisita. Una empatía inigualable. La capacidad de saber con certeza lo que le sucede a otro, en el plano emocional, aun cuando no abrió la boca, y la maldita costumbre de imaginarnos que ese otro está mal y requiere de nuestra ayuda de manera imperiosa…

A Neptuno le encanta jugar a ser Dios. Nuestra presencia en la Vida de los demás es imprescindible, sin ella estarán perdidos y desolados como náufragos en medio del océano que sólo pueden aferrarse a un débil tronco, y a expensas de mareas irrefrenables.

Neptuno necesita ser necesitado.

Le fascina que relegues tus planes, tus proyectos, tus necesidades, tus deseos. El altruismo es lo suyo, y si en ese altruismo tú te ahogas y descarrila el eje de tu existencia, mejor.

Neptuno hace que te mientas; él te engaña y tú actúas como si no te dieras cuenta de la falacia… Nos seduce cual canto de sirenas a entrar y permanecer en alucinaciones y quimeras, y el más grande de los embustes en el que nos enreda es el de creer que no podremos sobrevivir al síndrome de abstinencia posterior al des-velo…

Con su ayuda, podrás permanecer asistiendo “desinteresadamente” por los siglos de los siglos al mismo ser que te maltrata, te desprecia, o que se resiste a soltarte porque necesita como el aire que respira llenar el vacío de su narcisismo con tus muy expresivos halagos y reverencias…

Es culpa ancestral, inconsciente y colectiva, y nos convence de que con algún sacrificio o penitencia seremos redimiros por papá, por mamá, por nuestros hermanos o por Dios…

En un nudo de congoja apreta tu garganta, sin permitirte ser consciente que la soledad y el dolor que ves en el otro y tanto te aflige, es, muchas veces, sólo la proyección de tu propia angustia...

Como desconexión de la realidad, es locura. Pero también nos previene de la misma; cuando la Vida se ha puesto demasiado dura, o excesivamente aburrida, sus vías de escape nos resguardan del desquicio.


3 comentarios:

  1. Hermoso, me mire en un espejo.soy asi, y cuanto sufro. Ando intentando siempre salvar al otro...y ese otro me clava el puñal

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  2. Respuestas
    1. Lamento que aun te cueste lidiar con esa energía. Muchas gracias por apreciar mi trabajo.

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