SEGUNDA PARTE.
© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Si bien es verdad que cada vez hay más consciencia con
respecto a esta temática, el problema de fondo es qué lectura hacemos de lo
sucedido, y de por qué nos tocó en gracia pasar por semejante experiencia…
Y es a esto a lo que me refería, es acá en donde creo que
todavía no contamos con una masa crítica de personas, terapeutas y otra clase
de especialistas, capaces de elevar la
Consciencia y ayudarnos a familiarizarnos con el concepto de “sombra”, para
poder comprender desde el Corazón que nada de eso pasó simplemente porque allá
afuera hay gente “mala”, sino que ha sido nuestra propia Consciencia la que
atrajo la situación, para aprender de una vez por todas de qué se trata y qué
significa Escorpio…
Y que fue nuestra propia impronta energética natal de
semejante intensidad escorpiana/plutoniana (negada), la que necesitó de ese
otro, de ese factor o escena externa, para ser despertada de una vez. Sí, aun
cuando yo fuera un/a niño/a…
La tentación de quedarnos estancados en la postura
existencial de Víctima después de cualquiera de esos hechos es enorme. Y lo que
observo, con dolor, es que la mayoría de los lugares y caminos terapéuticos que
trabajan con estas temáticas tan complejas y dolorosas, no promueven
precisamente el concepto de “responsabilidad personal”, empujando más y más a
la persona que ha vivido el polo “blando” de este juego de Luz y Sombra (sobre
todo en el caso de la Mujer golpeada), a que se quede a vivir en ese lugar de
víctima existencial.
En la inmensa mayoría de estos seres, así como la energía
escorpiana está en la sombra, la que está absolutamente presente en cuanto a
identificación es la neptuniana/pisciana, combinada con la venusina/libriana y
la lunar/canceriana. En definitiva, todas aquellas que nos hablan de empatía,
armonía, contención, compasión, sensibilidad, ensoñación, fantasía,
vulnerabilidad, y, eventualmente, con la dificultad de conectar con la realidad
objetiva y de “plantarme” en el mundo real.
Son algunos de los cuales, por ejemplo, en la consulta
astrológica me han llegado a decir: “Cuando mis dos compañeras de trabajo
vinieron a la puerta de mi casa y me golpearon violentamente, yo no hice nada,
porque yo no soy como ellas...”. O cuando le recomendaba a una persona que
simplemente golpeara el colchón de su cama para empezar al menos a tomar
contacto con su potencia física y su agresividad, me respondió: “No, no, yo no
puedo hacer ningún gesto violento o agresivo…”.
Estos seres sumamente sensibles suelen conectar de maravilla
con cuanto camino “espiritual” encuentran a su paso, pero lamentablemente en la
mayoría de los casos ese espacio representa para ellos un “refugio” o “nido”
que les permite seguir viviendo rodeado de pares sensibles, pero que jamás se
convertirá en el lugar de expansión de Consciencia en donde la sombra
escorpiana sea siquiera inicialmente comprendida de manera intelectual.
Esperar que alguna Religión o “Maestro espiritual” (al menos
occidental, en algunas culturas orientales se venera a dioses y diosas de la
“destrucción” y la “transformación”), colaboren en este sentido es sumamente
irrealista, ya que como comenté en mi nota “EL SIGNO NÚMERO 13”, la energía
sagitariana que representan, lejos de ser expresada en esos ámbitos desde la
profunda síntesis ideal que todo lo abarca, se traduce en conceptos tales “elevar la energía”,
“bajos instintos”, “amor elevado”, “conectar con la Paz”, etc., aportando más y
más disociación y más intolerancia para con esos aspectos de nuestra totalidad
que mal llaman “oscuros” y “negativos”…
¿Entonces, qué espacios o ámbitos existen para apoyar,
acompañar y mostrar una nueva forma de leer la Vida para los caminantes de esta
escarpada senda?
Antes que nada, tenemos que comprender que es sencillamente
imposible abrazar la energía escorpiana/plutoniana y dejarse atravesar por ella
si no se trabaja el cuerpo físico del “aspirante”... No hacerlo es la
invitación a oponerse a ese proceso desde la rigidez, con la consecuente
necesidad de control que iré adquiriendo (control, en principio, para no
“desarmarme”), y luego necesitaré controlarlo todo como consecuencia de esa
resistencia y rigidez que ya adquirí. Un costo altísimo en verdad.
En mi largo recorrido terapéutico personal he descubierto un
espacio maravilloso para acompañar este proceso: el de la Terapia Corporal
llamada Análisis Bioenergético, creada y desarrollada por ALEXANDER LOWEN, la
que, según mi experiencia, insisto, es la disciplina terapéutica más acorde,
apropiada, completa, integral y absolutamente recomendable para todo Ser Humano
que se las ha visto cara a cara con la violencia y el abuso en cualquiera de
sus manifestaciones, altisonante o sutil, sintiendo que no contaba con
herramientas para hacerle frente.
Ideal para cualquiera que haya pasado o esté pasando por la
experiencia de tener que hacerse cargo de sus aspectos violentos y
destructivos, a menos que quiera seguir viendo cómo los demás los siguen
expresando sobre su humanidad…
También he trabajado en distintos ámbitos con meditaciones
corporales o “dinámicas”, cuyo creador ha sido OSHO, el “maestro espiritual”
hindú, que ha hablado mucho de estos aspectos sombras y de cómo traerlos a la
Consciencia de manera muy concreta y sobre todo, “corporal”. Si bien tengo mis
diferencias y mis reparos para con algunas de sus enseñanzas, considero que ha
sido uno de los pocos, por no decir el único “maestro espiritual” que ha
arrojado Luz sobre esta tan compleja temática.
No ha sido una experiencia personal, pero una terapeuta
argentina con su brillante lucidez no exenta de una encomiable valentía, ha
profundizado en esta temática como pocos. LAURA GUTMAN sí nos invita a todos,
"victimas" y "victimarios", a hacernos las preguntas más
incómodas, honestas y dolorosas, aquellas que ponen patas para arriba todos los
supuestos sociales y culturales sobre las causas de la violencia, sea la
llamada "de género", o hasta de los abusos sexuales. No sólo ha
desarrollado una amplia bibliografía, sino que también ofrece un espacio
terapéutico y una escuela de formación para trabajar desde lo que ella denomina
"La construcción de la Biografía humana".
Algo parecido a un infierno desolador es por lo que han
atravesado y atraviesan millones de Seres Humanos en el Mundo. He atendido a un
sinnúmero de personas que han vivido alguna de esas experiencias. Varias,
llorando, expresaban su dolor e impotencia con frases tales: “¿Por qué nadie me
explicó antes lo que me estaba pasando y lo que tenía que aprender?”.
Infierno desolador, decía, no sólo por lo doloroso de esas
experiencias en sí mismas, las que obviamente necesitan ser atendidas y
trabajadas profundamente en el plano emocional. Sino además por la escaza
comprensión que pueden recibir de parte, insisto, inclusive de aquellos
terapeutas que los contienen amorosamente, pero que sólo se atienen a trabajar
intentando sanar y reparar esas heridas post traumáticas, pero sin poder
propiciar ese salto de Consciencia que dejaría a estos seres dolientes parados en
un lugar de enorme Potencia, con el Corazón abierto y con la profunda
comprensión amorosa de que todo, en lo profundo, fue “perfecto”, ya que tuvo
sentido en ese derrotero de aprendizaje que el Alma eligió emprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario