sábado, 21 de octubre de 2017

¿HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE?

© Justo Félix Olivari Tenreiro. 

Le pregunto a una amiga, luego de varios meses de no hablar con ella, cómo estaba, qué era de su Vida. “A nivel laboral estoy bien, con mi marido las cosas marchan de manera muy armónica, con mis hijos bien, pero me quedé sola: con mi madre ya no me hablo, me di cuenta que no puedo contar con ella, y con mi hermano sólo tenemos un trato comercial¨.

Me llamó muchísimo la atención su relato. Su coyuntura tenía muchos puntos de armonía y en la misma había mucha gente en la que apoyarse y con la que poder compartir… Decenas de veces en mi Vida he oído algo similar, esto de asociar el no tener contacto con los familiares cercanos, o directamente no tenerlos vivos, con estar solo y casi que abandonado por la existencia.

Evidentemente se deben estar jugando cuestiones antropológicas, ancestrales y transpersonales, ligadas a la memoria colectiva de la tribu, del clan, de donde ser expulsado era casi que sinónimo de muerte.

¿Será también por eso que nos cuesta tanto aceptar a nuestros padres como son, con sus limitaciones y debilidades? He visto a seres de las más diversas edades seguir peleándose con ellos en un intento estéril y obsesivo por querer cambiarlos, no pensando que tal vez lo mejor que pueden hacer es tomar distancia de ese/esos progenitor/es, siendo que lo único que les provee es descalificaciones, maltratos y no presencia…

Como así también, sostener y acompañar los procesos de enfermedad y cercanía a la muerte de esos padres, mucho más allá de sus posibilidades emocionales, económicas y hasta físicas, empujados casi ciegamente por esos mandatos que nos sobrevuelan a todos nosotros, los hijos de la culpógena cultura judeo cristina, más allá de haber recibido una educación religiosa en nuestra infancia, o no…

Por otro lado veo con enorme frecuencia que confundimos gordura con hinchazón. En las últimas décadas se han extendido varias disciplinas terapéuticas y “existenciales” que nos hablan de la necesidad de perdonar a nuestros padres, de reconciliarnos con ellos, de la importancia de cerrar esos enojos para nuestro desarrollo personal y hasta profesional.

Será muy difícil que una persona se sienta con disposición para hacer esa tarea si malentiende que la misma implica, por poner un ejemplo, volver a tomar un café con el padre que la abusó sexualmente repetidas veces en su infancia, o ir el domingo a almorzar con la madre cuasi psicópata que no se detiene un segundo en maltratarla y extorsionarla emocionalmente…

El padre y la madre físicos sólo han sido canales a través de los cuales encarnamos en este planeta. El proceso de perdón, aceptación, reconciliación e inclusión de los mismos, del que tanto y tan bien habla Bert Hellinger, el creador de las Constelaciones Familiares, es un precioso y sagrado viaje interno que nada tiene que ver con seguir lidiando con sus incapacidades, neurosis y agresiones.

“Honrarás a tu padre y a tu madre… con reservas”. Liz Greene* se tomó el sano atrevimiento de modificar, en el comienzo de uno de los capítulos de un libro de su autoría, la cita bíblica tan mal comprendida por la mayoría de la Humanidad…

* Liz Greene: reconocida astróloga británica.


2 comentarios:

  1. Buenas tardes, me gustó tu reflexión, sobre los padres y por ende a sus hijos no siempre bien hallados. Efectivamente lo mas positivo que siento en esas situaciones dolorosas, es nuestro trabajo interior del perdon profundo, de la aceptación a lo que somos,y de la reconciliación. Los tiempos actuales nos mueven de las zonas de confort establecidas por normas sociales, ancestrales y seria de agradecer que cada uno de nosotrospongamis nuestro granito de arena para que la humanidad siga evolucionando...

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  2. Coincido con tus palabras. Y tengo la misma esperanza que vos. Saludos!

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