© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Cada día que pasa somos más las personas conscientes de que
la realidad que atraemos a nuestras vidas está determinada por aquello que no
hemos podido hacer consciente en nosotros mismos. Aun así, nuestra consciencia
pareciera moverse dentro de esta lógica: “Muy bien, llegaste a mi vida porque
encarnás una energía y una forma de moverte que me son ajenas y extrañas,
necesito de tu presencia para incorporar eso en mí, y por todo eso mismo, te
detesto, te rechazo y te expulso de mi vida”. Pelearnos con el mensajero
pareciera ser nuestro deporte predilecto.
Una mujer de próximos 48 años, a la que llamaré Norma, me
consulta unos meses atrás. Sol y Saturno en Tauro, Ascendente en Acuario. Unos
de los puntos que quería tocar era el referido a su profesión, siendo que el
trabajo que realiza desde hace más de 20 años en una institución bancaria y por
el que obtiene un excelente y abundante salario, por trabajar sólo seis horas
diarias de lunes a viernes, no la colma ni la hace sentir realizada.
Estudiante avanzada de Astrología, duda aun si esa será la
puerta de salida de esta situación, o tal vez alguna otra materia ligada
también al desarrollo y bienestar del ser humano.
“Tengo que hacer algo con mi Ascendente en Acuario, si no lo
único que logro es atraerlo en situaciones de locura psiquiátrica”, sus
palabras. Su hermana más chica había estado, poco tiempo atrás, internada en un
psiquiátrico por una profunda depresión.
Norma me cuenta también que estaba conociendo a un hombre,
trabajador independiente, y que si bien le inspiraba mucho respecto su labor y
desempeño profesional, el hecho de que tuviera recurrentes problemas de
insolvencia económica la retraía para seguir avanzando en la relación.
“Yo no pienso renunciar a viajar a Europa o al Caribe las
veces que quiera, y si estoy en pareja es algo que quisiera compartir con el
que sea mi compañero”. Además de que este hombre había logrado hacer pie en su
carrera, luego de muchos años de trabajar en relación de dependencia, con el
consiguiente “salto al vacío” que eso significa, por la descripción de Norma se
desprendía que encarnaba mucho de la energía de Acuario que ella tiene que
abrazar: había cambiado varias veces de residencia mudándose a otros países,
con un desapego y una liviandad bastante llamativas, y se presentaba como
alguien desestructurado y “mutable”.
“Norma, me contás que tu trabajo ya no te representa, que ya
no tenés motivación para hacerlo, que necesitás hacer una tarea que te apasione
y te llene el corazón, verdad? Pregunto, quién es el que paga tus viajes a
Europa y al Caribe? Qué parte de tu Carta Natal ha podido sostener un trabajo
por más de 20 años?”. “Mi Saturno en Tauro?”, responde temerosa.
A esa altura de la conversación ya era evidente qué partes
de su Carta Natal se concebían una a otra como antagónicas…
Norma, por más consciente que sea que tiene que abrazar a
Acuario en tanto y en cuanto es ni más ni menos que su Ascendente natal, no
tiene obligación alguna de relacionarse con alguien que no la convenza en algún
aspecto. Para el caso, alguien que encarne esa misma energía acuariana podría
ser un multimillonario que tenga como hobby saltar en paracaídas… O un artista
o un creativo que estuviera muy bien plantado a nivel económico.
El punto es que esta noble Mujer, en caso de que
efectivamente haga la transición que la lleve desde su trabajo rutinario hacia
una labor que la colme, necesariamente va a tener que renunciar (al menos en el
corto plazo, hasta que logre el mismo nivel de solvencia económica con su nueva
tarea) a la posibilidad de seguir haciendo esos viajes que aparecen como tan
importantes para ella, pero que en el fondo no son más que la expresión de su
profunda identificación con su Sol y su Saturno en Tauro: la comodidad y la
búsqueda de seguridad, respectivamente.
En ese caso resultaría imprescindible para nuestra amiga que
finalmente conociera y se involucrara con el millonario paracaidista, y que sea
éste el que se haga cargo de los costos de los viajes alrededor del mundo…
Salvo en el caso de los seres muy empáticos que tienen como
aprendizaje en esta encarnación identificarse con energías como las de Aries y
Escorpio, no hay tarea más incómoda para un ser humano que tener que darle la
bienvenida a Acuario. Sobre todo como en el caso que nos compete hoy, en donde
la persona está muy apoyada en sus aspectos más terrenales y concretos… Es
comprensible que Norma se siga resistiendo a hacer este proceso, y evite casi
de manera maníaca cualquier acercamiento a lo diferente e imprevisible…
Dos meses después me llama para contarme que volvió a
contactar a ese hombre que estaba conociendo. Quería darse otra oportunidad con
él. Pero que para su enorme sorpresa antes de que ella pudiera hablar, él le
pide sinceras disculpas por no habérselo dicho antes, que recién ahora tomó
consciencia de lo importante que es para él, y que no está dispuesto a
renunciar a eso por nadie… Que ya había experimentado en una relación anterior
el intercambio de parejas, y que su deseo, de ahora en más, era sí o sí poder
compartir esas prácticas sexuales con quien fuera su amada…
“Félix, eso ya es demasiado para mí, me supera…”, fueron sus
últimas palabras…
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