© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Si hay algo que me desvela es poder ofrecerle al
consultante, además de un “diagnóstico”, herramientas concretas que le puedan
servir para la resolución de sus traumas, heridas primarias, conflictos, y
aprendizajes varios…
A veces nos cuesta saber leer los hechos externos; qué me
está queriendo mostrar esa situación que “apareció” en mi vida. Y aun cuando
sabemos que eso es el reflejo de algo que tenemos que sanar en nosotros, lo
fundamental es, primero, saber qué es aquello que tenemos que reparar, y luego,
cuáles son las herramientas que podré usar para hacer ese proceso de
integración.
Hace unos meses me consulta una mujer que me relata que se
venía involucrando con hombres que no hacían otra cosa que tener un
comportamiento muy ambiguo; seductor, romántico e intimista por un lado, pero
que a la hora de concretar algo, cuando se acercaba el desenlace, la trataban
como a una “amiga”… Mirando su Revolución Solar de ese año observo que tenía a
Marte en la Casa XI (la de, entre otras cosas, los amigos), haciéndole una
cuadratura a Mercurio y al Sol, que en ese mapa eran los regentes de sus Casas
V (los romances), y VII, la pareja, respectivamente.
Marte es el principio de la libertad e independencia por
excelencia. El que nos muestra nuestros deseos, y muy poco inclinado a oír los
de los demás. La Casa XI, como opuesta a la V, habla de un amor impersonal,
desapegado, no pasional ni erótico, lo que solemos compartir con nuestras
amistades en general.
La pregunta del millón fue: “¿Por casualidad tenés miedo de
perder tu independencia y tu libertad si te involucrás en una relación de
pareja?”. La mujer se quedó en silencio unos segundos, inhaló muy profundo, y
en una especie de suspiro largó el aire al grito de… “Síííí!!”…
Esta situación le estaba generando bastante angustia;
ambicionaba una relación de pares y ese deseo se veía como genuino ya que tanto
Mercurio como el Sol estaban en la Casa VIII (la de los intercambios
energéticos y de la involucración profunda con un otro), y muy bien aspectados
por Plutón. Pero la distancia entre esta necesidad de “fusión” y ese Marte
pidiendo libertad y temeroso de perderla era bastante grande…
Entiendo que, en un principio, más allá de recomendar otro
tipo de terapia si observara en su Carta que ese miedo proviene de algo
“transpersonal” o genealógico, en principio, decía, lo que me parece
fundamental es realizar el famoso ejercicio gestáltico en donde las dos partes
involucradas tienen la libertad de expresarse, de contar sus anhelos, sus
ansiedades, sus miedos, sus enojos con ese otro actor, etc., etc.
De la escucha atenta a lo que relaten, seguro encontraremos
valiosísima información para lograr que esos aspectos nuestros logren un
acuerdo, bajen sus ansiedades y comprendan que ambos pueden coexistir
perfectamente, tal vez simplemente haciendo unas pequeñas concesiones cada uno…
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