© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Tal vez para muchos de los que lean esto y que tengan cierto
conocimiento astrológico les resulte un tanto obvio lo expuesto, pero suelo
escuchar que en general se habla de la Luna y de ciertas “características” que
la misma nos aportaría, y es ahí en dónde siento la necesidad de aclarar
algunas cosas…
El Sol es nuestra identidad más profunda. No hemos tenido
que hacer ningún esfuerzo para identificarnos con la energía del Signo en donde
estaba el Sol al momento de nuestro nacimiento. Claro está que podemos expresar
esa energía en diferentes niveles, desde su más elevada cualidad hasta lo más
básico, lo que dependerá, como lo expuse en la nota “INTEGRACIONES Y
POLARIZACIONES”, de cuán integrado tengamos al Signo opuesto complementario al
nuestro, o no…
Ahora bien, la Luna, por su ubicación por Signo, Casa y
aspectos que recibe de otros planetas, no es algo que nos hable de lo que
solemos llamar identidad profunda. Tal vez la confusión se dé a partir de la
gran identificación que todos sentimos respecto de la misma y de todo aquello
aprendido en nuestra infancia, pero no nos está diciendo que esas conductas,
hábitos y prácticas debamos tomarlas como parte constitutiva de nuestro Ser, ni
que no las podamos transformar…
Es muy común oír hablar de alguien con, por poner un
ejemplo, Luna en Acuario, y dar por sentado que esa persona es fóbica y que no
puede comprometerse de manera profunda en un vínculo… Seguramente una persona
con esa Luna se haya visto muy temerosa para abrirse al compromiso y a “sentir”
en profundidad como consecuencia de haber tenido una madre que “aparecía” y
“desaparecía” afectivamente hablando, y que más que como madre, se comportaba
como una amiga…
Pero de ningún modo eso nos da pie para estigmatizar a una
persona con esa Luna o cualquier otra, del mismo modo que sería bueno que quien
tenga esa posición lunar no use como justificativo de su falta de y miedo al
compromiso el tener la Luna en Acuario.
La Luna es lo que solemos trabajar en terapia, la que sea y
más nos guste. Y podemos hacer enormes cambios respecto de lo que en un
principio fue una repetición neurótica del mecanismo emocional tomado del
ambiente familiar primario. Y como no sabemos qué es lo que ha hecho una
persona con su sombra ni cuánto ha trabajado su neurosis, dar por sentado que
determinada posición lunar equivale a determinadas conductas, no es, a mi
criterio, un buen uso de la información astrológica.
Tampoco lo es, como decía, para el propio “nativo” que, ya
adulto, se refugia en esa misma información para aducir o alegar que no puede
actuar de otra manera, como si su Luna en tal o cual Signo fuera una condena
ante la cual debe rendirse impotente de brazos cruzados…
Todos aquellos que tengan real interés en trabajar con los
mandatos y condicionamientos recibidos de niños, podrán verse y sorprenderse
realizando cambios profundos que le permitan, finalmente, tomar contacto con el
talento que cada Luna posee.
Siguiendo con el ejemplo de la Luna en Acuario, esta persona
podrá entablar vínculos de gran compromiso emocional, seguro que con la
necesidad de que en el mismo haya “aire”, esto es espacio para la soledad y el
aislamiento, vínculos con enorme libertad, con una alta conexión emocional
unida a una impersonalidad y desapego significativos…
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