© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Hace un tiempo escribí esto: “Sólo después de haber sido
atravesado por la tensión y el desgarro plutoniano podrás descansar en la suave
nube neptuniana sabiendo que esto ya no es negación”.
Debo confesar que siempre me llamó la atención escuchar a
alguien hablando acerca de haber sido “traicionado” por otra persona…
El título de este artículo hace alusión al planeta regente
de Piscis; entre otras tantas decenas de cualidad y características de este
Signo, encontramos el candor, la ingenuidad, la falta de claridad para ver las
situaciones, la dificultad para tomar contacto con la realidad, cierto
obstinamiento en ver la Vida color de rosa…
Es muy posible, entonces, que los que más se quejen de haber
sufrido algún tipo de traición sean aquellos que tengan un alto contenido de
energía pisciana en sus Cartas Natales, o que estén muy identificados con la
misma.
Pregunto: ¿acaso la “traición” no es hija de la ingenuidad?
Un niño de 7 años consustanciado con su energía escorpiana sabe “oler” que su
compañerito de escuela le regaló ese chocolate porque quiere que él le preste
sus juguetes. Un adulto de 45, por poner una edad, viviendo en el fantasioso
mundo neptuniano, jamás desconfiará de nadie, y luego se sentirá usado y
manipulado cuando vea que alguien ha sido “generoso” con el deseo oculto de
obtener algo a cambio…
Sentirse dolido por eso que consideramos una traición es
válido, desde ya; pero quedarse en el lamento, o ver nuestra responsabilidad en
lo sucedido, ya es una elección. Comprender que mi incapacidad para tomar
contacto con la sombra de los demás fue lo que dejó la puerta abierta a ese
suceso cambia mi posición existencial…
Tomar consciencia de que aquel que me “traicionó” es
mensajero y maestro, que me dice que sería bueno ajustar alguna tuerca
relacionada a mi vínculo con la energía escorpiana, la especialista, dentro del
Zodíaco, en visualizar “sombra”, en desconfiar sanamente de todo el mundo, y
muy hábil a la hora de plantear estrategias…
También he escuchado muchísimo esto: “Me pasé la Vida
ayudando a un montón de personas y sacrificándome por ellas, para que luego las
mismas me den la espalda y no estén cuando yo las necesito”. Sacrificio (eso
que muchas veces hacemos por alguien que jamás nos pidió ayuda alguna), y
victimización, dos palabras que encajan a la perfección con Piscis.
Tal vez debamos asumir que muchas veces lo que llamamos
traición significa, ni más ni menos, que hemos sido derrotados; que esa batalla
(lucha de poder) que libramos para quedarnos con la energía de los demás
victimizándonos, la ganó alguien que supo plantear una estrategia más astuta,
que sabía con qué herramientas contaba, y que desde el primer momento había
sido consciente de a quién tenía enfrente…
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