© Félix Olivari Tenreiro.
¿Puede acaso una estadía de tan sólo cuatro días en otro
país alcanzar para cambiar la visión que una persona tenga de los habitantes de
ese otro territorio?
Entre las miles de cosas que aprendí de Eugenio Carutti es
que lo que solemos llamar “viajes cortos o largos”, relacionados estos,
respectivamente, a las energías de Géminis/Casa 3 y Sagitario/Casa 9, nada
tienen que ver con el tiempo que le dediquemos.
Dos meses en una localidad cercana a mi domicilio en Buenos
Aires no tendrán el mismo impacto en mi Consciencia que una semana en Tokyo… Lo
“largo” del viaje sagitariano es el efecto que el mismo me produce.
Pues los cuatro días que acabo de permanecer en San Pablo,
Brasil, a donde fui a filmar una publicidad (sí, la actuación es otra de mis
actividades), generaron en mí un profundo cambio en mi manera de ver y concebir
a los queridos hermanos brasileños…
Imposible soslayar que me tocó llegar dos días después que
la selección de fútbol local perdiera 1-7 con la de Alemania, y al día
siguiente que la de Argentina clasificara, en la mismísima San Pablo, para la
final de la Copa del Mundo.
Lleno de prejuicio y preconceptos propios y ajenos, hasta
nos preguntábamos-preocupábamos con amigos y conocidos sobre cuán “peligrosa”
se podría tornar, por todo eso, mi estadía allí…
Viajé con un compatriota y no teníamos idea de si íbamos a
ser los únicos actores del comercial… Para enterarnos, ya en el set de
filmación, que éramos los dos únicos argentinos que se sumaban a un grupo de…
15 actores y más de 10 “extras” brasileños!! Y todos sabemos qué complejo se
torna muchas veces el tema “ego” en los actores!!
“¿Qué hacen estos dos argentinos acá?”, era lo menos que se
podrían haber preguntado, y no con mucha amabilidad y alegría precisamente.
Creo que no había peores condiciones para estar en ese lugar
en ese momento… Pero fue tan grande mi sorpresa, tan maravillado quedé del
trato recibido, que sé que me costará ponerlo en palabras…
Me pregunto tantas cosas… ¿Será que ser habitante de un país
como Argentina que con su Ascendente en Libra debe aprender a convivir
amorosamente con propios y extraños, (lo que a mi humilde entender nos está
costando muchísimo poner en práctica), fue lo que me llevó a proyectar en ellos
hostilidad y desdén?
Sólo cuatro días en los que estuve en contacto con
muchísimas personas; desde el personal del hotel hasta los actores ya mencionados,
los técnicos, asistentes, vestuaristas, maquilladoras… ¿De dónde saqué la idea
de que siquiera uno de ellos podía ser agresivo o al menos irónico conmigo?
Insisto: una “bonita” proyección de la forma en que muchos argentinos solemos
mirar a los demás.
Lo que me traje fueron las carcajadas provocadas por Batata,
Camilo y Augusto entre tantos actores tan afectuosos, cálidos y amenos, la
ternura y suavidad de Rosemary, la maquilladora/peluquera que durante tres días
lidió con la peluca que lucí en el comercial con una paciencia infinita, la
impresionante buena onda de Dora, la asistente de dirección, sonrisas cómplices
de todos a la hora de hablar de fútbol, el cuidado, la amabilidad y la
solicitud de cada persona en el hotel y en la calle…
Y abrazos de despedida tan conmovedores que me hacían morder
la lengua para no ponerme a llorar a mares delante de ellos, de todas y cada
una de las personas que habían trabajado en la filmación… Un agradecimiento
infinito.
Dios quiera que de a poco podamos, como sociedad, desandar
ese recorrido de aprendizaje libriano, empezar a tender lazos entre nosotros y
con nuestros vecinos y hermanos, y que dejemos ya de agredirnos y agredirlos en
actitudes paranoides proyectando nuestra propia intolerancia y soberbia.
Cierro con las palabras de Alejandro Sabella, el entrenador
de la selección argentina de fútbol, oxígeno entre tanta locura y violencia:
“Siempre sentimos que el equipo era el otro. Quiero hablar del grupo, que
significa hablar de construcciones colectivas, que son mucho más importantes, y
del aporte del individuo al grupo, y en pensar en dar, no en recibir, en darle
al otro para crear un círculo virtuoso en el que cada uno reciba de los demás
compañeros...”.
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