lunes, 22 de septiembre de 2014

TODOS LOS PLANETAS SON MALÉFICOS!!

© Félix Olivari Tenreiro.

Días atrás escribí un par de notas sobre la forma en que leemos los tránsitos planetarios. Luego de haber recibido algunos comentarios que me siguen resultando un tanto llamativos, me puse a reflexionar…

“Okey, Félix, entiendo lo que tú dices, pero Urano ES maléfico: pasó por mi Casa Vll y me divorcié…”. “Plutón pasó por mi Casa VIII, se murió todo el mundo a mi alrededor y tuve graves problemas económicos…”. “Saturno pasó por mi Sol y por mi Ascendente y me quedé sin trabajo…”.

Y yo que como un ingenuo hasta ahora había creído que si me divorciaba era porque ese vínculo ya no me representaba y no tenía más sentido en mi vida, que si desencarnaban personas cercanas a mí tal vez pudiera trabajar y aprender el desapego, además de preguntarme cuál era el motivo de que tanta energía escorpiana me estuviera rondando, y que si me quedaba sin trabajo tal vez la Vida me estuviera abriendo las puertas para que hiciera algo más cercano a mis gustos y deseos…

Me puse a reflexionar, decía, y llegué a estas conclusiones:

Si me quedo eternamente apegado a los mandatos y limitaciones psicológicas que he aprendido en mi infancia, si sigo respondiendo emocionalmente a los 50 años de la misma manera que lo hacía a los 10, está claro que podemos considerar a la Luna como un planeta maléfico.

Ni qué hablar del Sol… Cuando mi egocentrismo y mi urgencia por brillar me llevan a no registrar a quien tengo a mi lado y a amedrentar a quien no me rinde obediencia, envuelto en mi circuito de altanería y soberbia…

Si me dedico a difamar a cuanto ser humano tengo en mi entorno, si me encanta meterme en la vida de los demás y “llevar y traer” todo tipo de falsedades, o mi refugio es la racionalización incluso de las emociones, entonces Mercurio tiene bien ganado el mote de maléfico…

Venus se suma a la lista desde el momento en que me sobreadapto y me someto a los caprichos de los demás, y si por quedarme fijado al “cuidado de las formas” evito toda confrontación con los otros y toda indagación profunda de mí mismo. O cuando la comodidad y el apego a lo conocido me llevan a resistir cualquier situación de cambio.

También lo será Marte, si mi intolerancia no le deja espacio a mi pareja o la gente con la que me relaciono en general para que puedan expresar libremente sus deseos, pretendiendo siempre imponer el mío…

¿Júpiter? ¿Acaso el gran “benefactor” del Zodíaco puede convertirse en algo maligno y pernicioso? Cuando el fanatismo me ciega y descalifico cualquier otra creencia que no coincida con mis dogmas y postulados, convirtiéndome en una persona intransigente y obstinada, el más grande en tamaño de los planetas del sistema solar no pareciera estar trayéndole a mi Vida nada muy magnánimo que digamos.

Bueno, Neptuno no puede hacerle mal a nadie: como regente de Piscis es el planeta del amor universal… Solo que si en nombre de ese amor universal me regodeo en sacrificios que nadie me ha pedido y que por eso mismo en algún momento me veré tentado a pasar la factura por mi victimización, entonces nos vemos en la obligación de considerarlo también como un cuerpo celeste dañino.

Nada que decir de Saturno, Urano y Plutón; desde el principio de los Tiempos ha sido considerada una calamidad su presencia en cualquier área de nuestra Carta Natal.

¿Será por eso que la Humanidad pareciera vivir en una especie de “Sálvese quien pueda”, desde el momento en que nos concebimos como criaturas indefensas a expensas de fuerzas cósmicas incontrolables y terriblemente oscuras?


No hay comentarios:

Publicar un comentario