domingo, 21 de septiembre de 2014

EL SIGNO NÚMERO 13.

© Félix Olivari Tenreiro.

Tiempo atrás, cual reguero de pólvora, se extendió la información de que había aparecido un nuevo signo zodiacal, el Signo número 13. Según parece se habría descubierto una nueva constelación de estrellas, que estaría situada entre las de Escorpio y la de Sagitario.

Ahora bien, los astrólogos sabemos que una cosa son las constelaciones estelares de donde surgen los nombres de los signos zodiacales, y otra cosa es, precisamente, el Zodíaco.

Más allá de eso, me llamó mucho la atención que ese supuesto Signo número 13 estuviera ubicado precisamente ahí: entre Escorpio y Sagitario.

Si de algo estoy convencido es que uno de los más grandes malentendidos de la Humanidad, a lo largo de la historia, es respecto a la energía escorpiana-plutoniana. Y las consecuencias de ese malentendido han sido y siguen siendo nefastas para millones de individuos en el Planeta, ya sea en el plano personal, o derivadas de ese malentendido desde lo “colectivo”.

Plutón- Escorpio nos hablan de la posibilidad suprema de Sanación. De la capacidad de transformar y expulsar aquello que ya no tiene sentido en nuestras existencias, y que, de permanecer en nosotros, nos “intoxica”, enferma, y eventualmente, nos quita la Vida. De la posibilidad de emerger a una nueva realidad, habiendo sido profundamente transformados luego de habernos dejado atravesar por esa energía.

En un recorrido zodiacal ideal, luego de haber atravesado Escorpio, esto es, haber comprendido desde lo más profundo de esa Consciencia que ya no hay dualidad, que todo aquello que se nos presentó como “dividido” en Libra, pertenece a una misma e indisoluble realidad, cuando esa Consciencia abrazó ya todas las “oscuridades” que habían sido dejadas de lado, luego de este punto de inflexión en el Zodíaco, decía, aparece Sagitario.

Siguiendo con la idea de una comprensión ideal de las energías Sagitario representaría la capacidad de “elevarnos”, de disparar esa flecha, y con ella ser nosotros los que estemos re-ligando la Tierra con el Cielo, buscando la Verdad Suprema, con el aprendizaje adquirido en Escorpio de que hemos de llevarnos al Cielo TODO nuestro equipaje: nuestras “sombras” y “oscuridades” también…

Está claro que hemos podido hacer con esas energías, como Humanidad, algo bien distinto a lo ideal… Entonces, ¿cómo se nos representa Sagitario? ¿Qué “utilidad” le damos? La de ser el “Maestro”, con y sin comillas, aquella autoridad que nos dice qué cosas, qué cualidades, qué conductas son las que hemos de poder transportar en nuestro camino hacia el Cielo, y las que no…

Todos vivimos inmersos en un “colectivo” que aprueba o des-aprueba innumerables aspectos y conductas humanos. “¿Pero acaso no se necesita Sagitario para poder controlar la energía de Escorpio?”, me preguntó, alarmada, años atrás, una apasionada estudiante de Astrología. Creo que su pregunta encierra, en sí misma, la síntesis del mal-entendido Escorpio-Sagitario.

Pues que no me pareció menor que “apareciera” un Signo zodiacal, el número 13, en medio de esos dos ya existentes.


Tal vez su existencia nos diera a todos, como Humanidad, la posibilidad de rever Escorpio una y otra vez para recién sí hacer el paso hacia Sagitario con nuestro Corazón repleto de coherencia, amando y abrazando todos los aspectos y las formas en los que la Vida y el Universo se manifiestan, trepando hacia el Cielo sin nada que controlar, esconder ni negar: sin miedo.


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