jueves, 13 de junio de 2019

KIRÓN EN VIRGO: ¿VIRGEN O HETAIRA?

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

La herida kironiana presente en el Signo de Virgo o en la Casa VI, y también en aspecto, cualquiera sea este, con Mercurio, remite, en la mayoría de los casos, a una importante disociación en la psiquis del nativo entre los arquetipos de la Virgen y el de la Hetaira.

Así tantísimas mujeres pueden expresarse libremente en el plano sexual cuando no media un compromiso afectivo, enfriándose de manera significativa cuando entra en juego la maternidad, real o potencial, desde el momento en que, al estar en pareja, pasan a ser la probable madre de los hijos de su cónyuge. Otras, directamente han pasado sus vidas con escasísimos contactos sexuales, y están las que, teniendo en sombra el arquetipo de lo virginal, rechazan de plano la maternidad, experimentando su vida erótica con gran frenesí.

Del mismo modo un varón con esta escinción psíquica, buscará como madre de sus hijos a una mujer que le remita a la Virgen, aun cuando la sexualidad entre ambos sea muy pobre en cantidad y calidad, buscando fuera de ese vínculo, eventualmente, a aquella que lo satisfaga en ese aspecto. (Muchas veces contando con la anuencia silenciosa y cómplice de su esposa, la que, poseída por ese misma dicotomía, se siente aliviada de no tener que responder ni de ser exigida en el plano sexual).

Ignoro, y me resulta sumamente intrigante saber cómo experimentarán esta posición de Kirón en sus cartas natales habitantes de otras culturas, quienes no están inmersos en un Inconsciente Colectivo marcado a fuego por una única diosa, en la que no sólo se resalta su condición de madre, sino que además se reconoce como arista especial el hecho de que lo haya sido desde un estado de “pureza” extrema, asociando el concepto de pureza al de su condición de virgen…

Los occidentales no hemos, quizás, ni siquiera comenzado a desandar el camino de la reconciliación entre esas dos figuras antagónicas.

La ¿evolución? humana es muy dinámica; los desarrollos científicos y tecnológicos han agotado ya nuestra capacidad de asombro. Mientras tanto, bien se nos puede escapar la dimensión de lo que muchos de esos “avances” significan… ¿Hemos tomado acaso real y cabal consciencia de, por ejemplo, que actualmente una mujer puede engendrar un hijo en su vientre sin haber tenido jamás una relación sexual?

La misma Iglesia Católica que nos describió de ese modo la figura de la madre de Jesús, es la que en tiempos modernos presencia cómo es enfrentada por tantísimos occidentales no dispuestos a acatar sus mandatos de cómo deben realizarse las cosas, aquella voz que nos dice lo que está bien, y lo que no.

No importa lo que hagamos, en definitiva siempre lo trascendental es desde qué nivel de Consciencia lo estemos realizando.

Me pregunto entonces si una mujer que elije ya sea la inseminación artificial o la fecundación in vitro para acceder a la maternidad, convencida de que está revelándose frente al “Patriarcado”, ¿tiene idea de que acaso no esté haciendo otra cosa que responder a esa misma cruel disociación, emulando ni más ni menos que lo que nos contó la Iglesia sobre lo acontecido con la Virgen María, en donde el o la obstetra están cumpliendo la función que en el mito desempeñó el Arcángel Gabriel?

La pregunta del millón siempre es la misma: ¿Quién elije cuando elijo? ¿En qué parte de mi árbol genealógico se originó la herida que determinó que no podía ser las dos cosas, madre y amante al mismo tiempo? Acatamiento y rebeldía son las dos caras de una misma moneda… Hasta que no vaya a buscar el punto de inflexión, la génesis de esa o cualquier otra problemática, para reprogramarla y sanarla, deberé seguir preguntándome si mis decisiones son autónomas, o no…


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