Mal que les pese a quienes ven en mis escritos una
animosidad de mi parte hacia las terapias psicológicas clásicas (nada más ajeno
a mi sentir, teniendo una experiencia positiva con la misma en el pasado), no
puedo más que insistir en los límites que esta tiene frente a un enfoque
decididamente liberador y sumamente expansivo como lo es el de la
Decodificación Bioemocional.
Desde la mirada clásica, quien tenga problemas recurrentes
con el dinero, al tiempo que serias dificultades para formar un vínculo de
pareja sano, nutritivo y estable, tratará dichas temáticas por separado, como
distantes entre sí, sin mayores hilos conductores. También si esa misma persona
tiene sostenidos inconvenientes para apropiarse de su territorio, ser
propietario de su casa o departamento.
Dos axiomas fundamentales atraviesan las vivencias de todos
los seres humanos que pisan la faz de la Tierra. Todos las familias, todos los
clanes en cualquier lugar del globo terráqueo están atrapados en los mismos, a
saber. A) Si al clan le resultó útil, si al clan le sirvió, eso se va a repetir
en generaciones posteriores. B) Si algo produjo mucho dolor, se va a evitar.
Que le “haya resultado útil” no significa, de modo alguno,
que haya sido algo nutritivo, liberador, “positivo”. Una familia, por el motivo
que fuera, pudo haber concluido que lo mejor para ellos era que sólo nacieran
hijos varones, produciéndose entonces abortos espontáneos cada vez que la
engredada fuera una niña. Eso se repetirá entonces, mientras no esté sanado,
por los siglos de los siglos…
Si un suceso fue muy traumático, alguien de esa misma
genealogía se encargará de evitar la repetición de dicha experiencia. Si lo tan
doloroso estaba relacionado, por poner un ejemplo, a una violación resultante
en un embarazo, seguido de la muerte de ese niño por nacer, en la sucesión de
ese linaje el “emergente” del mismo, el llamado a sanar-se y sanar a su árbol,
podría encontrarse entonces con la imposibilidad de procrear.
Desarrollaría una “infertilidad encubierta”, así llamada porque
no está necesariamente vinculada a una dificultad física que impida la
gestación.
La creatividad que podemos desarrollar los humanos para ser
fieles a los mandatos de nuestro clan puede ser bastante importante. Todo sea
para cumplir amorosamente con la fidelidad a nuestros ancestros.
De este modo, las tres problemáticas de las que hablé
párrafos arriba cobran una coherencia pasmosa: esa Alma buscará, por todos los
medios, no poder acceder a su vivienda, sintiendo así que sin la misma sería
una irresponsabilidad traer un hijo a este mundo. Del mismo modo que sus
recurrentes y fallidos intentos de formar pareja lo resguardarán de que la
misma desemboque en la formación de una familia. Y ni hablar de sus serios y
constantes problemas económicos…
Entonces, desde este bendito abordaje podemos ir a buscar en
el pasado, ramas arriba del árbol genealógico, el origen de tal decisión, el
punto en donde se produjo esa vivencia tan dolorosa a partir de la cual se
empezó a asociar vida con muerte, gestación con dolor y pérdida, y a necesitar
evitar esa repetición desgarradora…
Claro que también se pueden abordar cada una de las tres
temáticas por separado: territorio, pareja, dinero. Pero si no llegamos a darle
el espacio a ese antepasado para que libere las emociones retenidas producto de
ese trauma que originó esa infertilidad encubierta, es muy probable que algo
siga sin funcionar…
Siempre hay algo que está más “arriba” de la lectura que,
conocedores de los preceptos básicos con los que se mueve la psicología,
solemos hacer de nuestros acontecimientos y dificultades. Entonces esa visión
queda completamente trastocada por otra mucho más amplia, la que nos lleva al
verdadero y real origen de cosas.
Esta es la Magia de esa Sagrada disciplina que hoy nos abraza
y nos invita a terminar de convencernos de nuestra condición absoluta de
Creadores.
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