martes, 21 de mayo de 2019

Astrología y cine…

Hoy… LA ULTIMA TENTACIÓN DE CRISTO.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Basada en una novela de Nikos Kazantzakis, este film de Martin Scorsese, del año 1988, vino para mostrarnos una imagen del Redentor radicalmente diferente a todo lo que el cine había ofrecido hasta ese entonces. En “Jesús de Nazareth” (1977), de Franco Zeffirelli, vimos al Salvador “humanizado”, con algunos movimientos propios de un mortal, pero que seguía siendo dueño de la certeza de su condición de Mesías.

“La última tentación de Cristo” nos regala una soberbia actuación de Willem Dafoe en la piel de un hombre total y absolutamente aturdido ante las incipientes sospechas de que era él el elegido…

La irrupción de esta película provocó, en su momento, una muy dura resistencia por parte de sectores ligados a la Iglesia Católica, estando por largos años prohibida su exhibición en la Argentina. El “problema” surge con todo lo que se sucede luego del momento en que Jesús muere en la cruz… No les voy a contar ese desenlace que despertó semejante polémica, pero bien podríamos detener el reproductor en ese preciso momento y soslayar lo que sigue; a esa altura ya habremos sido profundamente conmovidos por una obra de arte sencillamente descomunal.

Las escenas iniciales en las que Jesús siente esa voz, ese llamado que lo abruma y desquicia, que lo hace dudar de su cordura, son sencillamente memorables. La incredulidad y la resistencia de ese hombre a aceptar lo que a cada minuto se hacía más y más evidente están descriptas de una manera sublime.

Otro fragmento repleto de poesía visual es el que nos lo muestra en sus cuarenta días de retiro en el desierto… Pero, desde mi vivencia, el punto más determinante de la exposición de esa su condición humana está relatado en el pasaje que desarrolla la resurrección de Lázaro…

La expresión del rostro de Dafoe es tremenda. Esa mezcla de sorpresa, estupor, perplejidad y espanto viendo cómo esa momia camina hacia él, hasta alcanzarlo en un abrazo que a duras penas puede contener, es algo impresionante que nunca saldrá de mi retina… Cada vez que recreo en mi mente esa situación vuelvo a experimentar el mismo impacto que me atrapó la primera vez.

Jamás pudo terminar de convencerse de su condición de Hijo de Dios. Jamás lo veremos moverse así a lo largo de toda la película, y entiendo que eso es lo que, entre otras cosas, la convierte en magnífica.

Todos los arquetipos habidos y por haber en esta particular versión de la historia de la vida de Jesús: el sacrificio y el excelso Amor piscianos; las “tentaciones” taurinas, la traición escorpiana, el estoicismo capricorniano… El vínculo libriano, el deseo ariano.

Con la icónica presencia de David Bowie en la piel de Poncio Pilatos, y las melodías hipnóticas y por momentos desgarradoras de Peter Gabriel, sumergirse en esta realización será una experiencia extraordinaria, un fantástico estímulo emocional, visual, sonoro, auditivo y hasta olfativo…


No hay comentarios:

Publicar un comentario