lunes, 25 de febrero de 2019

PELIGROS INSENSATOS.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Días atrás compartí la nota “ERUDICIÓN E INTUICIÓN…”, en la que me explayaba respecto al abordaje tan extraño, para quien les habla, excesivamente racional y analítico-mental que muchas escuelas de Astrología expanden por ahí…

En esta nueva entrega de la saga “Cómo ganarse enemigos de forma gratuita”, voy a ampliar lo dicho, con algunas nuevas reflexiones al respecto…

¿Aprender Astrología sólo para saber conceptualizar la coherencia que existe entre hecho, suceso, acontecimiento, con un tránsito planetario? “Plutón pasó por mi Casa lV y se murió mi mamá”, o “Con la cuadratura de Júpiter con Plutón tuve problemas judiciales”, etc., etc.

Si esta disciplina Divina no va a transformar tu Vida de manera radical, si no la vas a usar para comprender que lo que te hace sufrir, por lo general, es la distancia que hay entre lo que tu ego quiere hacer, y lo que tu Alma necesita en verdad, si no es para vos un estupendo y brillante método de diagnóstico para saber qué tenés que sanar, qué es lo que podrías integrar en tu Consciencia, qué es lo que necesitas aprender, seré curioso, ¿para qué la estudiaste o la estás aprendiendo?

¿Es sólo para apropiarte de esa “explicación” planetaria pudiendo así justificar tus desventuras, pequeñeces, escasez material y afectiva, tu deambular como una hoja al viento por la Existencia? ¿Acaso para poseer unos gramos de poder frente a los incautos ignorantes a los que les hablarás en chino mandarín como un vil prestidigitador que se vanagloria del estupor causado en su audiencia?

Desde la erudición podrás enumerar un montón de conceptos vacuos y abstractos. “Marte en tal Signo está en exilio”, “Urano es la octava superior de Mercurio”, y así miles. El hemisferio izquierdo del cerebro sabe mucho de retener información, experto en análisis fríos y desalmados.

Te pregunto: ¿es mucho pedir que pongas en funcionamiento también el sector diestro de ese mismo cerebro, y que de esa forma puedas empezar a leer la Vida desde los lenguajes simbólicos, encontrando en esos sucesos arriba señalados respuestas integradoras, profundas, que te lleven en un viaje directo a lo que está detrás de todo “síntoma”, sea este físico, o la expresión de cualquier dificultad con la que te está costando lidiar?

Además de echarle la culpa al planeta de turno, ¿serías capaz de decirme qué energía deberías integrar luego de haber atraído a tu coyuntura un robo a mano armada? ¿Cuál de ellas habla de la relación que tiene la fractura de tu cadera con tu sistema de creencias? ¿En dónde está la ligadura entre tus problemas crónicos de afonía o la recurrente inflamación de tu tiroides con tu incapacidad para entrar en contacto con tu hedonismo? ¿En cuál de las doce zonas zodiacales o en qué aspecto planetario tendrás que posar tu mirada una vez que caíste en la cuenta de que has sido estafado/a?

Dime, si eres tan amable, ¿cuántas y cuáles otras posibilidades de manifestación se encierran en ese mismo tránsito de Plutón por esa Casa lV arriba señalado, además del pronóstico-horror que le vas a hacer a tu consultante sobre la segura próxima muerte de su progenitora?

Entre la simple Luna que nos parió, y, mucho más profundo, nuestro Ascendente, nuestro eje nodal, y el mismísimo Kirón, la Vida nos dice que sí o sí hemos venido a esta encarnación a sanar un sinnúmero de cuestiones… Si con lo recién descripto tenemos para rato, tengamos en cuenta que a ese combo mágico debemos sumarle los aspectos planetarios tensos, toda otra necesidad de componer facetas de nuestra totalidad que se experimentan distantes entre sí…

Cómo es que tantísima gente no utiliza la Astrología como GPS orientador del próximo tema a tratar en terapia (hoy en día contamos con decenas de enfoques de todo tipo), y cómo es que eligen, muchos otros, padecer sufrientes y victimizados sus calamidades en lugar de salir corriendo a pedir ayuda, es un misterio que excede ampliamente mi capacidad de comprensión…


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