Tenía 25 años y una depresión galopante. Apenas podía salir
de mi casa; hablar, una quimera… Durante meses y meses enteros, María Elena se
pasaba cada sesión de terapia diciéndome cosas hermosas, dándome aliento,
animándome, dándome valor y fe en que todo eso iba a quedar atrás…
Luna en Cancer, Julia me dijo que tenía excelentes aptitudes
para la Astrología. Aunque en un principio no le creí nada, convencido que me
lo decía por su gran amorosidad hacia mí, fue ella quien me introdujo en el
maravilloso mundo de los astros.
La otra Julia, súper exigente en sus estupendas clases, me
vio tan mal ese día que me dijo: “Te regalo seis meses de yoga gratis. Así no
podés seguir”.
Estela, con su redonda e inmensa humanidad, cuando yo
lloraba a mares en cada clase de Biodanza, me abrazaba y me acunaba sentados en
el piso, mientras murmuraba en mi oído: “Ya vas a saber por qué estás acá…”.
Alberto y las sesiones de Terapia del Canto, y esas
carcajadas producto de la hiperventilación consecuencia de intentar sacarle un
sonido coherente a algún instrumento de viento…
Liz y sus tan sanadoras imposiciones de manos, estando en
plena llaga, Saturno cuadrando a mi Luna en Capricornio natal de por medio…
Y siguen las firmas…
La Biodescodificación tiene su origen por el año 1978 cuando
Ryke Geerd Hamer, médico oncólogo alemán, descubre que un shock traumante (un
conflicto emocional totalmente sorpresivo y vivido en soledad, no soledad
física sino soledad emocional, o sea, sin capacidad de compartir el dolor
psíquico), produce un daño en el cerebro, y luego el cerebro afecta al órgano
que rige esa parte dañada, encontrando y conceptualizando, así, la relación
entre psique, cerebro, órgano.
El español Enric Corbera continuó desarrollando la
Biodescodificación, centrada principalmente en buscar la salud propiamente
física, dando paso, con el tiempo, a la Bioneuroemoción, que abarca ya todos
los ámbitos de la persona y da respuesta no solo a los problemas físicos, sino
también a las dificultades interpersonales, sociales y a todas las situaciones
que provocan conflictos emocionales.
El argentino Pablo Almazán terminó de redondear todo esto,
en la Decodificación Bioemocional, “Algo mucho más profundo que un método de
sanación de enfermedades, un verdadero reencuentro con el Ser”, sus palabras.
Con este último enfoque es con el que vengo trabajando desde
hace unos años. Y es una maravilla que Dios haya depositado sobre la faz de la
Tierra semejante instrumento de redención.
Este abordaje tiene una forma de leer la realidad (los
hechos, los síntomas tanto físicos como emocionales o vinculares, etc.),
sencillamente fabulosa, en donde las correlaciones simbólicas entre sucesos,
traumas, experiencias vividas por algún antepasado y la manifestación de
nuestra dificultad actual adquieren una coherencia escalofriante…
Los efectos de lo que la Consciencia empieza a integrar, en
una simple conversación, son tan inmediatos como concretos. Sumergirse en la
experiencia del “transgeneracional” (recorrer el árbol genealógico hasta
descubrir en dónde anidaba nuestro conflicto), una travesía sencillamente
fascinante, liberadora y de real iluminación.
Analía en Buenos Aires, Anabella ayer acá, en la ciudad de
Córdoba, supieron guiarme y acompañarme en este fabuloso Universo expansivo con
un amor, un cuidado, una ternura y una presencia sencillamente conmovedoras.
¿Cuántas veces GRACIAS? Millones.
¿Cuándo y dónde se celebra el Día Internacional del Sanador?
Acá, allá, hoy o mañana…
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