“LA NUEVA FAMILIA”.
Arcano Mayor XVIII, LA LUNA.
© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Desde el año 2008, coincidente con el ingreso de Plutón en
Capricornio, el Signo de Cancer se ve inmerso, por oposición, en una década de
profundas transformaciones. Como si esto fuera poco, Saturno, el gran Maestro,
exigente por demás, y el que nos lleva e invita a los más profundos replanteos,
en diciembre de 2017 también entró al Signo de la cabra, para permanecer
enfrente de Cancer todo el 2019, y más también.
¿Qué viene quedando de los tan sensibles y amorosos
cancerianos a partir de todo esto? Mucho de ellos sentirán, por momentos, que
lo único que pueden ir haciendo es recoger los escombros de aquello que ya no
tiene más sentido en sus vidas.
A nivel mundial hemos visto emerger nuevos encuadres de lo
que llamamos familia. Nos encontramos con el cada vez más extendido de la
familia monoparental. La madre soltera, tantas veces antaño consecuencia de la
falta de compromiso de su compañero, hoy se ha convertido en una decisión y
elección consciente por parte de cientos de mujeres a lo largo y ancho del
mundo.
Cierta flexibilización en las leyes de muchos estados
permite hoy en día a un varón soltero adoptar un niño. Asimismo, el avance
científico con los consecuentes nuevos métodos de reproducción ha abierto otras
posibilidades de acceder a la paternidad a las parejas del mismo sexo, más allá
de la adopción, y a esos mismos varones y mujeres que no están en pareja.
A nivel individual los cancerianos se verán expuestos,
durante todo el 2019, a la consecución de este proceso de profunda
transformación personal, que es muy posible que los lleve a poder seguir
vibrando desde esa sensibilidad tan amorosa y exquisita, pero habiendo
incorporado la madurez a la que los invita Saturno para abandonar su lugar
existencial de hijos eternos, y una fuerza y consistencia emocional inéditas
provistas por el tan potente Plutón.
En el Arcano Mayor XVIII, LA LUNA, vemos a un cangrejo
abandonando el lago canceriano, dejando atrás el elemento Agua, y emprendiendo
el camino que lo llevará hacia la montaña capricorniana, símbolo del
crecimiento y de la madurez al que me refería más arriba. Todos los ejes
astrológicos necesitan ser integrados; abrazando a Capricornio, las cualidades
empáticas y nutritivas de Cancer se verán potenciadas, pudiendo sumar una cuota
de responsabilidad, límites y equilibrio a la hora de contener y cuidar de los
demás.
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