© Justo Félix Olivari Tenreiro.
El movimiento del eje Nodal por el firmamento no es algo que
suela observar con asiduidad. Sólo que hace días que tengo esta reflexión en
mis vísceras, y oh! “casualmente” tomé nota del ingreso del Nodo Norte al Signo
de Cancer, y fue ahí que todo me cerró…
Dejar atrás, trascender de algún modo e ir más allá del
hábito capricorniano presente en el punto Sur de ese eje, entiendo que presenta
un bellísimo desafío para todo aquél que quiera oír…
En el mundo laboral, profesional y competitivo (en donde se
nos hace poco menos que imprescindible demostrar lo capacitados que estamos
para desarrollar nuestras tareas), palabras y conceptos como estrategia,
táctica, maniobra, habilidad y pericia están aceptados ampliamente, y no
resisten la menor discusión ética por parte de ninguno de nosotros, ¿verdad?
La empatía, esa capacidad amorosa para ponernos en la piel
de los otros, nos exime de juzgar conductas humanas, aun cuando las mismas no
estén expresando elevadas virtudes, precisamente… Así es cómo, sobre todo desde
nuestras propias vivencias y experiencias, podemos comprender que a la hora de
vincularnos (estando aun presentes heridas no sanadas, soledades no superadas,
abandonos todavía supurantes, etc.) nos resulte poco menos que imposible, en
determinada etapa de nuestro recorrido vital, ser todo lo impecables que en lo
más profundo de nuestros corazones quisiéramos.
Supimos desde el primer día que nuestro/a compañero/a no
encarnaba el ideal de pareja que atesoramos, pero la abismal soledad no era una
opción que pudiéramos sostener en ese momento.
O algo nos decía que estábamos escapando de una relación que
nos podría llegar a complementar de una manera exquisita y sublime, pero el
miedo a semejante profundidad-intensidad, y la apatía o resistencia a trabajar
de manera profunda nuestro ego personalidad, se conformaban con algo mucho más
“cómodo” y llevadero, aun sabiendo que esta otra relación tendría patas cortas,
como todas las mentiras… Y así tantos ejemplos…
Esos mismos conceptos expresados anteriormente, ligados al
plano de las formas, al mundo social ocupacional capricorniano, llevados al
universo de Cancer, donde el ideal de esta energía nos habla de intimidad
emocional, del despojo de nuestros roles sociales para igualarnos en el plano
de lo sensible, en donde todos somos vulnerables, sensibles portadores de un
niño/a necesitado de escucha amorosa y de calidez afectiva, poco menos que nos
revuelven el estómago de sólo asociarlos a esta realidad de amorosa
vincularidad y transparencia.
Acá está entonces la reflexión que me viene inquietando
desde hace algunos días: con la presencia de ese Nodo Norte en el espacio
canceriano, ¿no es acaso el momento indicado para observar, con la mayor
honestidad de la que seamos capaces frente a nosotros mismos, si ya no es hora
de ir más allá de nuestros miedos limitantes a la hora de enlazarnos y de
unirnos con los demás?
¿Sigue siendo realidad que todavía no puedo soltar aquello
que me da seguridad pero que me seca, aburre o adormece de algún modo, o ya
llegó la hora del coraje?
Hablando de valentía, ¿y si de a poco voy viendo la
posibilidad de renunciar a estrategias, tácticas y maniobras emocionales con el
fin de tener el control de la relación, pero que, en definitiva, me dejan más
sólo que antes, que sólo están a favor de seguir esquivando el verdadero
trabajo espiritual sobre mi ego y mis defectos de carácter, y que me mantienen
atrincherado en esa armadura capricorniana, incapaz de entrar en contacto con
la más sanadora de las vulnerabilidades?
¿Qué parte de mi totalidad exige determinados requisitos
(dinero, posición social, estatus profesional, etc.) a la hora de elegir un/a
compañero/a? ¿Es en verdad una necesidad genuina, o la presión de la mirada
social, esa mirada externa que todavía tiene un peso relevante en todas y cada
una de las decisiones que tomo en mi vida? Esa dependencia de la aprobación
ajena es mucho más pertinente en el plano de lo capricorniano, precisamente
aquello que este eje nodal nos está invitando a dejar de utilizar en la calidez
del hogar canceriano…
A mi más humilde entender, con el ingreso del Nodo Norte en
Cancer llegó la hora de la Verdad interior.
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