lunes, 13 de agosto de 2018

MI QUERIDO NEPTUNO.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

El planeta regente del duodécimo Signo zodiacal encarna aristas por demás conocidas por la mayoría de los aficionados a la Astrología.

Lo relacionamos a todo estado de confusión, falta de claridad, a lo que se “evapora” con facilidad, sea de manera concreta (como los alcoholes) o simbólica. A lo onírico, el sueño profundo, a las idealizaciones de todo tipo. A toda clase de engaño, estafas y mentiras. Pérdida de consciencia, a través de la meditación, drogas, anestesia, un desmayo...

Tengo la sensación de que nos resulta menos evidente la capacidad que tiene Neptuno para obrar como una especie de ángel guardián, de protector celestial, de amorosa energía divina que acude a nosotros como una bendición inesperada…

Su transitar es lento, y esa puede ser una de las razones por las cuales nos cueste tener un registro más acabado de su desempeño en el sentido recién expuesto. También, el hecho de que actúa de una manera muy pero muy sutil… Será por eso mismo que lo vemos en ese rol sólo en situaciones bastantes puntuales, en tránsitos sobre planetas natales importantes, o en espacios específicos dentro de una Revolución Solar o carta anual.

A fines del año pasado, viviendo aun en la provincia de Misiones, habitaba un departamento que había presentado muchos inconvenientes de todo tipo, y se me hacía imperioso irme de ahí. Dos amigas que había conocido poco tiempo antes, enteradas de mi situación y sin que yo les haya pedido nada, hablaron inmediatamente con la dueña del condominio en donde vivían para que la misma me reservara una casa que estaba libre, y así conseguí mudarme. En ese preciso mes de mi Revolución Solar, Neptuno, desde la Casa Xl de los amigos, le hacía un trígono a la Luna, que estaba en mi Casa lll, siendo en esa ocasión la regente de la IV…

Hace poco tomé conocimiento de varias vivencias de un excombatiente en el conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña por las Islas Malvinas. Una de las cosas más llamativas y relevantes de su relato fue que en todo momento se había sentido completamente protegido por algo “superior”; jamás se vio en la necesidad de tener que efectuar un disparo, y regresó de esa contienda sano y salvo. Durante ese periodo Neptuno estaba, por tránsito, justo arriba de su Luna en Sagitario en Casa Xll natal.

En pleno seminario sobre Revolución Solar analizamos con una alumna, paso a paso, su carta anual anterior, ya que ella ya sabía lo que había sucedido, y de esa manera podíamos corroborar cómo esos hechos se manifestaban en la cartografía. Era de libro ver cómo, recorriendo Casa tras Casa, se veía claramente la situación correspondiente… En una bonita cuadratura entre Urano y Marte, había tenido una violenta discusión con su pareja… Meses después, llegando a la Casa en la que se encontraba Neptuno, haciendo un trígono con Venus, se habían reconciliado…

Me pregunto qué relación tendrá con todo esto el hecho de que Júpiter (hasta tanto Neptuno fuera descubierto en el Cielo) era el regente de Piscis, toda vez que es el planeta asociado, indefectiblemente, a la bienaventuranza, la generosidad y la expansión, y que su posición natal en la Casa Xll pisciana es considerada como la presencia permanente del Ángel de la Guarda en la vida del afortunado nativo…  


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