lunes, 28 de mayo de 2018

VISITANDO EL TEMPLO DE LOS ANCESTROS.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

En esta mi segunda etapa apelando a la terapia de Bioneuroemoción como herramienta de sanación, tomé real dimensión de las bondades de la misma.

Es muy fuerte observar las coherencias que se despliegan a partir de las premisas con las que este enfoque se desenvuelve. Le contás a la terapeuta tes o cuatro cosas de tu historia, y todas las piezas parecen encajar como en un perfecto rompecabezas. 

Personas que están en tu vida y que, de acuerdo con su fecha de nacimiento, son “dobles” de tu mamá, de tu papá, de algún abuelo. O sea, sujetos a los que no podremos ver de manera cabal, ya que para nuestro inconsciente serán ese familiar… Escalofriante!! Ahí empezás a entender tantas cosas…

La forma de retirar semejante proyección es mediante cartas que jamás enviaremos a ese ancestro, pero que resultan muy liberadoras. Y el final del trabajo es a través de actos de psicomagia que convierten a este camino terapéutico en algo muy creativo y dinámico.

Son variados los alcances de la Bioneuroemoción; llegado el caso, y de ser necesario, podrás sentarte frente a la persona sobre la que depositaste la proyección y decirle, claramente: “Vos no sos mi padre”, o mi madre, o mi hermana, o…

Es importante aclarar que en realidad la fecha de nacimiento de las personas con las que te encuentres no es relevante en sí mismo; tu pareja puede haber nacido el mismísimo día que tu padre, pero eso, en primera medida, no tiene por qué ser un impedimento para que la relación vaya viento en popa. De no ser así, pues precisamente esta terapia te da las herramientas para despejar esos fantasmas.

Muchas veces es bastante impresionante ver cómo esos patrones emocionales y esas mandatos y formas vinculares aprendidos de niños, se reflejan tan claramente en nuestras relaciones más estrechas; posiblemente esa persona tenga una “percha” de alguna manera adecuada para que yo le haya podido colgar esos trajes, pero en definitiva es mía la responsabilidad de hacerme cargo de eso, y de desbloquear en mí lo que impide armonía y salud en el vínculo.

Llegado ese punto, se me ocurre que un bello y noble acto psicomágico podría constar en decirle a nuestr@ amad@, con la mayor humildad, “Te pido perdón por haber llegado a tu Vida sin haber podido sanar todo eso antes”.


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