© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Sobre este Ascendente puedo hablar tanto como apasionado
estudiante de Astrología como por ser portador del mismo. Y he decidido hacerlo
desde este segundo lugar, contar mi propia experiencia con este aprendizaje.
Las escenas externas (propias de toda energía que se está
introyectando) pueden ser muy variadas en cada persona. En mi caso en
particular, muchas de ellas han sido “de libro”: efectivamente nací en un hogar
con una enorme biblioteca, de pared a pared, con libros de las más diversas
materias, adornando la sala.
Mi madre estimuló la lectura en sus cuatro hijos, y ella
misma leía a Shakespeare en inglés. Hasta ahí todo muy bucólico… Hasta que con
el correr de los años descubrí una no muy sana costumbre familiar: la
triangulación en la comunicación.
Un día me entero por medio de la mayor de mis hermanas,
radicada en ese entonces en España, que la menor, que vivía a tres calles de mi
casa, estaba enojada conmigo… Y mi padre parecía experimentar cierto éxtasis al
contarle al resto de sus hijos lo que había conversado con alguno de ellos en
la intimidad…
Recuerdo la fascinación que despertaba en mí observar las
diferentes inflexiones de voz de los presentadores de noticias en la
televisión: cómo elevaban el tono cuando citaban a alguien, y la claridad con
la que se notaba que había una coma o un punto en el texto que estaban leyendo.
También al leer las noticias le prestaba especial atención a la gramática y a
la puntuación (si se iba a citar a alguien se ponían dos puntos, comillas, y
mayúsculas).
Tengo tres hermanas, siendo el tercero en orden de llegada.
Cuando hacemos referencia al Ascendente en Géminis inevitablemente entendemos
que la temática de los hermanos tiene una dimensión relevante. Pero ¿por qué?
Géminis es un despliegue en sí mismo. El símbolo de los
gemelos nos dice que hay algo escindido de entrada. O sea, uno de ellos
interpretará una parte de la totalidad, y la otra la expresará su camarada.
En todas las familias pasa lo mismo, cada hijo ocupa
determinado rol. Así está el obediente y cumplidor, el divertido, el rebelde,
el cariñoso, etc., etc., y cada uno de ellos puede llegar a desencarnar a los
noventa años convencido de que era eso y nada más. En el caso de quien eligió a
Géminis como aprendizaje existencial, este juego de roles adquiere una
importancia capital.
Muy bien haría esta persona en observar detenidamente a sus
hermanos, si quiere tener noticias sobre quién es él en profundidad, y de sus
potenciales, los que están implícitos y listos para ser descubiertos y desarrollados.
A las personas con este Ascendente nos toca la tarea de desarmar la ilusión de
que cada uno de nosotros somos sólo una porción de realidad.
Mi hermana más grande, a sus jovencísimos dieciocho años se
fue a vivir a Brasil. Y luego a España. Y luego a la India… Ahora reside en
México. Y desde siempre vivió, económicamente hablando, de manera
independiente. A mí me costó (Kirón en Piscis mediante) un siglo y medio poder
estar encarnado, y desde esa dificultad, ella aparecía ante mis ojos como una
especie de heroína, capaz de realizar proezas que para mí eran utopía.
Pasaron las décadas, y ese joven muerto de miedo, inseguro,
acomplejado y sumamente apegado a su terruño descubrió, para su enorme
sorpresa, que también podía dedicarse de manera exclusiva a su
pasión-profesión, y que había sido capaz de desarrollar el desapego suficiente
como para poder residir en cualquier lugar del planeta.
Claro está que, si en verdad deseamos evolucionar, también
deberíamos “traernos” de nuestros hermanitos todas sus sombras, mezquindades y
dificultades. Eso también, mal que nos pese, nos pertenece.
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