Quienes estamos abocados a un trabajo desde alguna rama de
lo terapéutico solemos atraer consultantes con argumentos de Vida muy similares
al nuestro. En definitiva, lo que hacemos es hablar para contar algo que
también nosotros necesitamos oír.
Es así como un altísimo porcentaje de la gente que llega a
mi tiene cierto “trastorno” para estar del todo encarnada, para habitar su
cuerpo de manera plena, para poder convivir y tolerar la densidad de este
plano, para asumir, en definitiva, la oscuridad propia y la ajena…
El proceso de asimilación de las energías zodiacales más
duras e intensas para quienes padecen de una hipertrofia pisciano-canceriana es
de una complejidad importante. Antes de que la persona se encuentre dispuesta a
emprender ese viaje iniciático suele anteponer excusas (resistencias) ligadas a
su temor a dañar a los demás, o a manifestar rasgos de personalidad similares a
muchas de las personas que la hirieron, sin comprender que empoderarse lleva
implícito el hecho de poder lastimar involuntariamente, y que todas las
energías poseen diferentes peldaños desde donde podemos manifestarlas.
Si durante décadas me he percibido a mí mismo como etéreo,
anhelando silenciosamente la muerte por no poder soportar las crueldades de
este mundo, soñando con rescatar a la Humanidad toda de su sufrimiento, es muy
posible que no haya desarrollado una relación muy estrecha con mi cuerpo, y que el mismo no se encuentre del todo tonificado ni vitalizado.
Podemos hablarle horas a una persona sumida en este
laberinto existencial, y recomendarle que, por ejemplo, tome contacto con el
arquetipo del/la guerrero/a a través de imágenes a color que lo/a represente,
que puede imprimir y colocar en un lugar visible de su casa; que busque por
todos los medios que tenga a su alcance liberarse de la culpa que lo domina
(como lo hace con toda persona ahogada en el océano pisciano), y que se permita
excederse a la hora de poner un límite: si se va a equivocar en ese sentido,
que sea de más, y o de menos.
Pero, en definitiva, si bien lo anterior es un conjunto de
muy buenas recetas, todo eso no deja de ser una entelequia para quien necesita
sentir el peso y la consistencia de su materia pisando tierra firme. Aries y
Escorpio son energías que están relacionadas, en el cuerpo físico, a los
primeros chakras o centros de energía. Entonces, no hay mucho más que hablar.
Alexander Lowen nació en Nueva York en 1910. Médico y
psicoterapeuta, habiendo sido discípulo de Wilhelm Reich, fue el creador de la
terapia corporal llamada Análisis Bioenergético, fundando en 1956 el Institute
for Bioenergetic Analysis.
Esta terapia que con el correr de los años se expandió a
diferentes partes del planeta incluyendo Argentina es, a mi entender, poco
menos que fundamental para abordar este proceso de integración, en nuestra
consciencia, de nuestros matices amorosos, sensibles y empáticos, con aquellos
relacionados a nuestra capacidad para autoafirmarnos, poner límites, desear, y
accionar a favor de la satisfacción de ese deseo.
Ejercicios como el “grounding” (enraizamiento), diferentes
trabajos que tienen como finalidad sentir el flujo energético en brazos y
piernas, la estimulación para que el paciente tome contacto con su ira, su
potencia y su agresividad, así como también el llanto profundo que muchas veces
se encuentra anudado en la parte baja de nuestro vientre, son sencillamente el
mejor regalo que se pueda dispensar quien ha padecido, desde su nacimiento, la
experiencia de estar encarnado.
El cuerpo físico es la vía de entrada por excelencia de todo
lo que luego nuestra conciencia absorbe. Si tengo un muro en mi pecho, a la
altura del corazón, seguramente me costará mucho demostrar calidez y ternura.
Si tengo pánico a desarmarme en un llanto, sabré cómo respirar para bloquear mi
panza y mi tórax, impidiendo que se desborde ese caudal lacrimógeno. Si toda mi
estructura corporal está completamente desvitalizada y carente de tonisidad
muscular, sencillamente me resultará imposible concebirme a mí mismo como
alguien potente, guerrero y vigoroso…
La información nos hace responsables. Cuando ya comprendimos
los motivos de por qué nos hemos pasado gran parte de nuestra vida atrayendo
abusos, maltratos, manipulaciones y violencia en cualquiera de sus formas, está
en nuestras manos buscar las herramientas para cambiar esa realidad. A menos
que nuestra elección pase por sumar toxicidad al planeta, pasándonos el resto
de nuestra existencia robándole energía a cuanto ser humano se nos cruce, desde
nuestra triste y lamentable postura existencial de víctimas.
* Foto: Alexander Lowen.
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