lunes, 16 de abril de 2018

LA RELACIÓN CUERPO-CONSCIENCIA.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Quienes estamos abocados a un trabajo desde alguna rama de lo terapéutico solemos atraer consultantes con argumentos de Vida muy similares al nuestro. En definitiva, lo que hacemos es hablar para contar algo que también nosotros necesitamos oír.

Es así como un altísimo porcentaje de la gente que llega a mi tiene cierto “trastorno” para estar del todo encarnada, para habitar su cuerpo de manera plena, para poder convivir y tolerar la densidad de este plano, para asumir, en definitiva, la oscuridad propia y la ajena…

El proceso de asimilación de las energías zodiacales más duras e intensas para quienes padecen de una hipertrofia pisciano-canceriana es de una complejidad importante. Antes de que la persona se encuentre dispuesta a emprender ese viaje iniciático suele anteponer excusas (resistencias) ligadas a su temor a dañar a los demás, o a manifestar rasgos de personalidad similares a muchas de las personas que la hirieron, sin comprender que empoderarse lleva implícito el hecho de poder lastimar involuntariamente, y que todas las energías poseen diferentes peldaños desde donde podemos manifestarlas.

Si durante décadas me he percibido a mí mismo como etéreo, anhelando silenciosamente la muerte por no poder soportar las crueldades de este mundo, soñando con rescatar a la Humanidad toda de su sufrimiento, es muy posible que no haya desarrollado una relación muy estrecha con mi cuerpo, y que el mismo no se encuentre del todo tonificado ni vitalizado.

Podemos hablarle horas a una persona sumida en este laberinto existencial, y recomendarle que, por ejemplo, tome contacto con el arquetipo del/la guerrero/a a través de imágenes a color que lo/a represente, que puede imprimir y colocar en un lugar visible de su casa; que busque por todos los medios que tenga a su alcance liberarse de la culpa que lo domina (como lo hace con toda persona ahogada en el océano pisciano), y que se permita excederse a la hora de poner un límite: si se va a equivocar en ese sentido, que sea de más, y o de menos.

Pero, en definitiva, si bien lo anterior es un conjunto de muy buenas recetas, todo eso no deja de ser una entelequia para quien necesita sentir el peso y la consistencia de su materia pisando tierra firme. Aries y Escorpio son energías que están relacionadas, en el cuerpo físico, a los primeros chakras o centros de energía. Entonces, no hay mucho más que hablar.

Alexander Lowen nació en Nueva York en 1910. Médico y psicoterapeuta, habiendo sido discípulo de Wilhelm Reich, fue el creador de la terapia corporal llamada Análisis Bioenergético, fundando en 1956 el Institute for Bioenergetic Analysis.

Esta terapia que con el correr de los años se expandió a diferentes partes del planeta incluyendo Argentina es, a mi entender, poco menos que fundamental para abordar este proceso de integración, en nuestra consciencia, de nuestros matices amorosos, sensibles y empáticos, con aquellos relacionados a nuestra capacidad para autoafirmarnos, poner límites, desear, y accionar a favor de la satisfacción de ese deseo.

Ejercicios como el “grounding” (enraizamiento), diferentes trabajos que tienen como finalidad sentir el flujo energético en brazos y piernas, la estimulación para que el paciente tome contacto con su ira, su potencia y su agresividad, así como también el llanto profundo que muchas veces se encuentra anudado en la parte baja de nuestro vientre, son sencillamente el mejor regalo que se pueda dispensar quien ha padecido, desde su nacimiento, la experiencia de estar encarnado.

El cuerpo físico es la vía de entrada por excelencia de todo lo que luego nuestra conciencia absorbe. Si tengo un muro en mi pecho, a la altura del corazón, seguramente me costará mucho demostrar calidez y ternura. Si tengo pánico a desarmarme en un llanto, sabré cómo respirar para bloquear mi panza y mi tórax, impidiendo que se desborde ese caudal lacrimógeno. Si toda mi estructura corporal está completamente desvitalizada y carente de tonisidad muscular, sencillamente me resultará imposible concebirme a mí mismo como alguien potente, guerrero y vigoroso…

La información nos hace responsables. Cuando ya comprendimos los motivos de por qué nos hemos pasado gran parte de nuestra vida atrayendo abusos, maltratos, manipulaciones y violencia en cualquiera de sus formas, está en nuestras manos buscar las herramientas para cambiar esa realidad. A menos que nuestra elección pase por sumar toxicidad al planeta, pasándonos el resto de nuestra existencia robándole energía a cuanto ser humano se nos cruce, desde nuestra triste y lamentable postura existencial de víctimas.

* Foto: Alexander Lowen.


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