lunes, 19 de marzo de 2018

GANDHI Y EL CONFLICTO DE LA VIOLENCIA.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Por enésima vez reitero este axioma, que mucho más que una frase de cabecera es una verdad irrefutable y empírica: “Cualquiera de las 12 energías zodiacales que no asumimos como propias, se presentará en nuestra vida de forma externa, sea en personas que la encarnen, o en sucesos”.

Gandhi fue un personaje importante de la historia del Siglo XX. Lo que hizo a favor de la independencia de la India de la Corona británica fue sumamente valioso, siendo reconocido, además, como un gran maestro y mensajero de la Paz.

Es precisamente en este punto en donde me quiero detener. Siguiendo con el enunciado del concepto arriba expuesto, entiendo que este buen hombre pagó un precio muy alto por su adhesión un tanto extrema al “pacifismo”.

Nadie muere atravesado por el impacto de una bala si no es porque a lo largo de su existencia ha tenido un conflicto no resuelto con su propia violencia. John Lennon es otro caso paradigmático de “pacifismo” exacerbado…

La contextura corporal de Gandhi no mostraba, precisamente, muchos rasgos de ser alguien consustanciado con la energía marciana. Y lo que es peor, una de las formas que adoptaba su protesta en contra de la dominación británica, eran las sucesivas huelgas de hambre en las que incurría.

Una persona mal alimentada o directamente no alimentada está entrando en contacto o coqueteando con la muerte. Freud habló de dos instintos básicos que atraviesan a la Humanidad: el instinto de Eros, ligado a lo vital y al deseo, correspondiente a la energía ariana, y el de Tánatos, o muerte, que podríamos relacionar con alguno de los rasgos menos lúcidos piscianos.

La inacción permanente bien puede generar en los otros una impaciencia e intolerancia importantes. La persona que nunca hace nada, crispa. Y esa crispación, llevada al extremo, puede derivar en un acto de suma violencia.

Sabe Dios por qué las figuras de los “pacifistas” extremos tienen tan buena prensa en el mundo, o al menos en Occidente. Claro está que a nadie que esté en sus cabales le gusta vivir en, ni promueve la violencia como método vincular…

Algo de esto expuse en una nota que escribí hace unos meses, titulada “LA ESTAFA ESPIRITUAL”. El ingreso de Neptuno en Escorpio alrededor de los inicios de la década del ’60 del Siglo pasado ha hecho que un gran número de “empáticos” encontraran refugio y escapismo importando de Oriente filosofías de vida que se llevan a las patadas con los aprendizajes que tenemos que hacer los occidentales…

Pero si en verdad nos da asco ver tanta violencia a lo largo y ancho del planeta, sería fabuloso que comprendiéramos de una buena vez que en cada ocasión que renunciamos a poner un límite, que renunciamos a tomar contacto con nuestros deseos, y que nos negamos a autoafirmarnos de manera ariana, convocando al arquetipo del Guerrero/a a que nos habite, estamos dejando la puerta abierta para que alguien más ponga en circulación la peor cara de la energía marciana.

Todos somos responsables de las barbaridades que nos revuelven las tripas en los periódicos o en cualquier medio de comunicación: o nos hacemos cargo de la violencia que habita en nosotros, o si, por el contrario, en nombre de algún falso concepto de “espiritualidad” nos seguimos viendo a nosotros mismos como almitas puras, sensibles y luminosas, estaremos llamando a los gritos a esas manifestaciones que tanto decimos rechazar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario