jueves, 20 de julio de 2017

EL VARÓN SENSIBLE.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Cuando la Astrología no se aborda desde un lugar luminoso se convierte en una sarta de estigmatizaciones estúpidas y dañinas. Recuerdo haber leído hace unos años la tapa de un libro: “Las Mujeres son de Venus, los Hombres son de Marte”.

Me pregunto qué habrá sentido al leer eso (y no me quiero ni imaginar el contenido del libro), por poner un ejemplo, un varón de unos dieciocho años (que, como todo adolescente, está en pleno proceso de definir los bordes de su personalidad), con una Carta Natal repleta de Agua y con una fuerte impronta venusina…

Mi propio mapa astral tiene una configuración semejante. Será por eso que, desde muy temprana edad, me ha costado definirme sólo como “varón”. Ese es un traje de varias tallas menos de las que me corresponden, y dejar afuera a mi enorme cantidad de energía femenina lo sentiría como algo opresivo. Yo soy un Ser Humano. Y será por lo mismo que siempre me provocó cierto “desquicio” ver cómo permanentemente se hace hincapié en las diferencias entre los dos sexos, como si no existieran muchos grises y enormes puentes que nos igualan y hermanan.

Observo desde hace años cómo los medios de comunicación en general, y pseudo astrólogos dedicados a hacer horóscopos, parecieran sentir un gran morbo al ensanchar esa brecha que, insisto, en el fondo, no es tan amplia.

La pregunta del millón es: cuántos varones son, en lo más profundo de su ser, una expresión cabal de los aspectos más Yang y “masculinos”, y cuántos son los que están imposibilitados de tomar contacto con sus costados empáticos, Ying y sensibles producto de la necesidad de camuflarse por miedo a no ser aceptados por una sociedad todavía muy machista, polarizándose entonces, y mostrándose como toscos y muy primitivos “virginianos” que sólo habitan el plano mental.

La Mujer, sojuzgada durante siglos y siglos, y teniendo aún mucho camino por recorrer en la conquista de sus derechos, ha logrado en las últimas décadas un protagonismo desde todo punto de vista inimaginable hace treinta o cuarenta años.

Lo mismo sucede con el colectivo LGTB; actualmente, por poner un ejemplo de los logros que tantos años de lucha han conseguido, alrededor de veinte países han aprobado el llamado “matrimonio igualitario”, otorgándoles a las parejas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales.

Pero el Varón sensible pareciera ser una “categoría” de Ser Humano invisible. Es muy poco lo que se habla y se escribe al respecto. Y en verdad es una pena que eso suceda, porque ese silencio y esa invisibilidad van a favor de que nuestra Consciencia colectiva se siga moviendo en ese sistema binario.

¿Queja o responsabilidad? Responsabilidad. Mientras nos siga habitando el miedo a ser “diferentes” o “raros” a los ojos de los demás, seguiremos siendo nosotros mismos los que elijamos vivir en esa especie de “clandestinidad”, y, en el mejor de los casos, ofreceremos nuestra calidez y cariño sólo a nuestro círculo más íntimo.

Tenemos que correr el riesgo de mostrarnos vulnerables frente a otros hombres y es nuestro el deber de dejarle a las generaciones venideras un espacio mucho más amplio para la expresión de su esencia amorosa. 

La Mujer sometida, maltratada y abusada pide a gritos anoticiarse de la existencia de, y encontrarse con otro arquetipo de Varón.

Si los comportamientos del “macho” se deben a que padece un miedo patológico, los Varones sensibles tenemos que tener el coraje suficiente para hacernos visibles porque podemos hacer un gran aporte al Colectivo, colaborando conscientemente en el proceso de sanación de la Mujer herida…  


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