viernes, 23 de junio de 2017

EL EJE III-IX O LA DESGRACIA DE VIVIR SIN HORIZONTE.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

No he tenido la posibilidad de estudiar la carta natal de la ciudad de Posadas; los historiadores no se ponen de acuerdo en cuál es la fecha real de su fundación. Pero a partir de lo que vengo observando desde mi llegada a esta región hace ya dieciséis meses, mi hipótesis es que en su mapa astral encontraríamos casi con seguridad alguna temática de no fácil resolución ligada al eje de sus Casas III-IX…

Tiempo atrás descubrí que el motivo por el que solemos expresar la peor cara de una energía, estaba vinculado a tener un muy pobre contacto (identificación) con su opuesta complementaria.

La expresión menos lúcida de la Casa III está asociada a la banalidad, al chisme, la hipocresía, la calumnia, la falsedad, el engaño… Y se habla de esta área de vida como la del entorno más inmediato, la del “vecindario”, la de los vínculos cercanos…

He observado varias y muy llamativas costumbres en muchos de los parroquianos de esta ciudad. Una de ellas está relacionada a personas que se detestan entre sí, que hablan pestes una de la otra, y que aun así las verás como “amigas” en facebook, y, lo más extraño, compartiendo una foto en las que están juntas y sonrientes, como si se amaran de toda la vida, no habiendo mediado conversación alguna ni sucedido una “reconciliación” previa…

Este comportamiento desde todo punto de vista hipócrita, en mi humilde opinión, tiene su raíz en la imposibilidad de concebir que exista algo que esté más allá del alambrado que pareciera envolver a esta bella ciudad.

Si una persona tiene la convicción que alejarse de su familia (por más disfuncional que esta sea), sería algo así como la muerte, como vivir en el exilio y condenada a la más absoluta de las soledades por los siglos de los siglos, seguirá yendo, entonces, a la fiesta de cumpleaños de ese tío al que odia profundamente, y al casamiento de su hermano que abusó de ella cuando niña.

Y, claro, jamás estará ausente en la mesa navideña, por más que eso implique compartir ese espacio con los familiares antes mencionados, además de su abuela que la desprecia porque no se casó ni tuvo hijos, y de su prima que la envidia profundamente porque ella sí se casó y tuvo hijos, pero en contra de su más profunda voluntad…

“Esto es lo único que hay”. Y para sobrevivir en esos ambientes, desarrollará estrategias y mecanismos emocionales igual de tóxicos y disfuncionales.

Acá es muy poca la gente que pareciera estar dispuesta a sentarse a tomar un café con la realidad. Mañana a alguien se le ocurre echar a rodar el rumor de que “Juanita” es prostituta, y seguramente de 100 personas, 98 lo den por sentado y lo repitan como loros a cuanto ser se les cruce en el camino, sin jamás cuestionarse la veracidad de tales dichos, ni tomarse la molestia, por más que sean íntimas amigas de la susodicha o que tengan la posibilidad de hablar con ella, de sacarse la duda…

Otra consecuencia de la endogamia antes descripta, está dada por el hecho de que ninguno de los colegas con los que traté (que fueron muchos), trabaja a distancia utilizando las maravillosas herramientas que la tecnología hoy nos ofrece… La población mundial de habla hispana, entre los nativos y los que han aprendido esa lengua ya de adultos, se estima en 590 millones de personas.

Por más que, en definitiva, sigas estando adentro de tu casa, el hecho de vincularte aunque sea vía Internet con un habitante de otras latitudes siempre te va a aportar algo, siempre te va a dejar algo enriquecedor… Aunque más no sea enterarte que un español llama a la computadora “ordenador”, y que la palabra coger no la utiliza precisamente para referirse a las relaciones sexuales…

Años atrás me consultó una muy simpática y agradable mujer que había nacido en la Isla de Cabo Verde, en África, y que en ese momento residía en Malta… Toda una excentricidad!!

La población actual de la ciudad de Posadas es aproximadamente de 350.000 habitantes. Otra vez el bendito “es lo único que hay” emerge de manera fatal… Entonces, como el botín (clientela) a repartir es tan pequeño, las luchas entre los colegas son sencillamente feroces y despiadadas. Luchas, obviamente y como no podía ser de otra manera, jamás planteadas de manera frontal y directa, donde el control sobre cada paso y movimiento que hace el otro ha sido una de las cosas que más me han impresionado, dejándome sencillamente pasmado.

Posiblemente quien lea estas líneas y se haya criado o haya vivido en alguna localidad relativamente pequeña haya registrado algunas o varias de estas costumbres, y no se sorprenda en lo más mínimo ante lo expuesto. Está claro que la frase “Pueblo chico infierno grande” no se acuñó en la ciudad de Posadas…

Pero en lo que se refiere a este caso, sospecho que podrían estar obrando memorias ancestrales que como una nube sobrevuelan aun hoy a los habitantes de esta zona.

Toda esta región, en la primera mitad del Siglo XVII, fue literalmente invadida por los jesuitas a través de la orden religiosa católica de la Compañía de Jesús, fundando 30 misiones. De hecho Candelaria, la localidad en donde vivo actualmente, situada a 30 km de Posadas, fue la capital de esos 30 pueblos jesuíticos.

Es bien conocido por todos que la orden expresa emanada por el entonces rey de España a los “conquistadores” era la de evangelizar a los pobladores originarios. Y también ya todos sabemos cuál fue la suerte que corrieron los líderes políticos guaraníes que se mantuvieron en guerra no aceptando aliarse con los “visitantes”, y que se oponían a la explotación y el control de los recursos provenientes del ecosistema de la selva tropical, por parte de los mismos.

Tener presente todas esas experiencias ligadas a la expresión más sombría de la Casa IX, en donde al extranjero se lo concibió como alguien que vino a imponer sus creencias de manera fanática y despótica y a apropiarse de los recursos naturales, tal vez pueda ayudarnos a comprender muchas de las singulares costumbres vinculares descriptas, y a tejer y tender un manto de piedad y poder elaborar una mirada compasiva de los hechos.

  

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