SUBIENDO LA CUESTA.
© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Una ama de casa sensible, empática, amante de la cocina,
nutritiva, acogedora, redonda, madre de sus hijos y de todo aquel que se
abriera a dejarse alimentar por ella. O un varón tal vez con Luna en Cancer,
que fue tratado por su madre como niño durante las primeras seis décadas de su
existencia, aproximadamente.
Vivencias y escenarios previsibles de vidas anteriores en
quienes en esta se verán desafiados a salir a ver de qué se trata eso que está
allá afuera, el mundo de las formas, el laboral-profesional, lleno de
obstáculos, de frialdad y durezas varias.
Si Cancer es la simbiosis, en esas encarnaciones anteriores
la aprobación del clan era determinante a la hora de tomar decisiones. El
problema es que ahora, en esta mi nueva Vida, en algún momento tomaré contacto
con la necesidad de experimentar la realidad por mí mismo, corriendo el riesgo
de equivocarme, asumiendo eso con responsabilidad; entonces, aquellos que antes
formaban parte de mi refugio regresivo, los viviré y experimentaré ahora como
una carga que no sé muy bien cómo sacarme de encima…
La palabra clave en estas personas es MADURAR. Saturno
(Capricornio) nos muestra la Realidad tal como es. El mundo canceriano (Luna)
está íntimamente ligado a mis sensaciones, emociones y a mis particulares percepciones,
o sea, al hecho de observar y definir las situaciones y a las personas con un
alto grado de subjetividad, muchas veces relacionada a mundos ideales en donde
no hay aristas que me puedan dañar ni incomodar.
Lo complejo es que la memoria de la familia, y más
precisamente el registro de haber tenido siempre el apoyo de papá y mamá, hará
que en esta encarnación me la pase buscando padres y proyectando ese rol en
cuanto ser humano se me cruce en el camino, pretendiendo que los mismos me
sostengan emocionalmente, económicamente, etc. Entonces demoraré o
sencillamente esquivaré las responsabilidades todo el tiempo que sea posible
con tal de seguir en el papel existencial de hijo.
Es bastante habitual que las mujeres con los nodos
dispuestos de esta manera pasen mucho tiempo buscando una figura masculina muy
fuerte, de características paternales. En los varones, la paternidad puede ser
una experiencia muy fuerte y exigente por un lado, pero muy enriquecedora. Y
más allá de sus propios hijos, poder representar ese rol arquetípico en
cualquier relación, la del sostén y/o el proveedor, seguramente los acercará a
sentimientos de plenitud.
Una vez alcanzada cierta maestría en la energía
capricorniana, si logran dejar atrás la tendencia a la hipersensibilidad
emocional, podrán ser grandes planificadores, metódicos y detallistas, pudiendo
poner esas cualidades al servicio de los demás.
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