© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Por lo general solemos asociar el dinero con la Casa II,
relacionada con Tauro. Y los clásicos manuales de Astrología se refieren a la
Casa VIII (Escorpio), hablando de herencias, legados o el dinero de nuestro
cónyuge.
Salvo en estos últimos casos, por lo general tenemos que
hacer algo para que el mismo llegue a nosotros… Si el dinero estuviera ligado a
Tauro, crecería de los árboles…
Cada billete y moneda presente en la cartera de la dama o el
bolsillo del caballero estuvo antes en manos de otras personas, ¿verdad? La
pregunta del millón es, entonces, ¿cómo hago para que ese dinero llegue a mí?
Si entendemos la temática Escorpio-Casa VIII como
intercambio energético y/o transferencia de energía, está claro que una
herencia o un “legado” lo son… Como también lo es cualquier trabajo que realizo
a cambio de una retribución económica.
Entonces, lo que me permitirá hacer intercambios y
transferencias energéticas parejas, en donde la retribución que reciba esté
acorde a mi dedicación y desempeño laboral, será necesariamente un buen vínculo
interno con la energía escorpiana.
Y para tener un buen vínculo con la energía de Escorpio
entiendo que es fundamental revisar cómo me relaciono con la de Piscis, la no
materia.
¿La culpa me domina entonces dreno mi energía de manera
ilimitada sacrificándome? ¿Mi desmedida compasión me lleva casi a regalar mi
trabajo por lástima hacia los “desposeídos”? ¿Me cuesta ordenarme y estar
“presente” en la realidad cotidiana? ¿Mi miedo y falta de autoafirmación me
impiden reclamar un aumento de salario?
Piscis posee preciosos valores y muy sensibles y empáticas
cualidades, pero salir al mundo de la forma y la materia sólo con esos recursos
es una invitación a ser “devorados” por aquellos que indefectiblemente nos
jugarán los aspectos plutonianos-escorpianos que no terminamos de asumir.
Y esto se puede expresar, entre otras cosas, como escases
económica, toda vez que el que me juegue esa sombra sea un empleador despótico
que paga bajísimos salarios, o que yo mismo no me sienta valioso ni con derecho
a pretender una buena retribución monetaria por mis servicios.
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