jueves, 9 de marzo de 2017

EL EJE ARIES – LIBRA.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Está claro que quien haya nacido con el Ascendente en el Signo de Libra ha elegido, en esta encarnación, hacer un trabajo de profundo aprendizaje respecto de lo vincular…

“Ver” al otro, tener registro de las diferencias, y más que eso, tolerar y poder convivir con ese otro diferente, sería el desenlace de ese aprendizaje existencial.

Como el principio libriano nos habla de la capacidad para reconocer y hasta de satisfacer el deseo del otro, cada vez que esa energía se presente en nuestra Vida, por ejemplo, como ascendente en nuestra carta anual (Revolución Solar), quizás demos por sentado que lo que nos está indicando es que tenemos que ahondar en esa entrega amorosa hacia los demás…

Tiempo atrás un alumno me cuenta que durante un año con ascendente en Libra, se lo pasó poniendo límites a decenas de personas, y que, al final de dicho período, sólo le habían quedado unos pocos pero en verdad valiosos amigos…

Este hombre había estado identificado, a lo largo de su Vida, con las energías “blandas” de su Carta Natal; Piscis, Cancer, Virgo… La empatía y hasta cierto grado de “sacrificio” pisciano en pos del bienestar ajeno fueron parte relevante de su forma vincular histórica.

Entonces, ¿qué sentido tenía para él la llegada del ascendente en Libra en su Revolución Solar? ¿Lo estaba invitando a seguir profundizando en lo mismo?

Si Libra es la balanza, Libra nos habla entonces de equilibrio.

Para este hombre, encontrar ese equilibrio significaba ir hacia Aries; autoafirmarse, comunicar sus enojos y molestias y, por sobre todo, tomar contacto profundo con su propio deseo. 
A priori suena raro que alguien haga semejante movimiento ariano en un año solar con ascendente en Libra, hasta que recordamos que cada energía es ella, y su opuesta complementaria...




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