© Justo Félix Olivari Tenreiro.
En mis años de experiencia impartiendo clases de Tarot, he
comprobado y llegado a esta conclusión: el “alumno” que viene a tomar clases ya
sabe hacerlo, ya tiene las capacidades intuitivas y “psíquicas” para leer el
Tarot, y lo único que viene a buscar es un espaldarazo, un reconocimiento de
esas cualidades, alguien que lo avale y que le reafirme las mismas, en
definitiva, viene a buscar CONFIANZA.
Siendo el Tarot una disciplina fuertemente ligada a los
aspectos intuitivos y “psíquicos” del Ser Humano, es natural que a muchas
personas se les dificulte mucho el aprendizaje “clásico”, al tener que
memorizar conceptos y los significados de las cartas, recibiendo información
más ligada al consciente izquierdo de nuestro cerebro, que al derecho, el que
nos permite concebir las situaciones y las estrategias del pensamiento de una
forma total, integrando varios tipos de información, (sonidos, imágenes,
olores, sensaciones), y transmitirlos como un todo.
El ANTI-MÉTODO que me surgió fue el de invitar al alumno a
que pusiera cada carta, de una por vez, delante de sí, y que simplemente me
dijera qué le decía esa carta, qué sensaciones experimentaba al verla, que se
fijara en la expresión del rostro del “protagonista” de la misma, y que me
dijera qué le sugería esa expresión, pero que también observara el dibujo de la
carta en su totalidad, en fin, que no usara la “mente”, y que, sin pudor
alguno, expresara lo primero que sentía.
Pues no tengo manera de contar la enorme sorpresa que me
provoca escuchar tan bellas y originales “explicaciones”, tan particulares y
tan propias de cada Ser… Y “jugar”, geminianamente hablando, en un ida y vuelta
de impresiones y sensaciones que ambos nos proveemos desde nuestros aspectos
más descontracturados, en un espacio de libertad y placer… Y sentir y ver la
felicidad y alegría de los alumnos, al sentirse liberados y aliviados, como me
dijo otra alumna, “Al no tener que hacer memoria!!”, y respetados y respaldados
con respecto a lo que sienten y VEN…
Esa persona empieza así a familiarizarse con lo que luego va
a ser moneda corriente cuando se disponga a hacer una lectura o tirada:
CONECTAR CON SU INTUICIÓN, CON SU SENSIBILIDAD, CON LO QUE LE DICE SU “PANZA”.
Me limito a compartirle a mi interlocutor lo que me ha
representado esa carta en mi experiencia leyendo el Tarot, y luego, claro, le
enseño diferentes tiradas, haciendo hincapié en la denominada “Astrológica”, o
sea, usando las 12 Casas o áreas de Vida con las que se rige la Astrología, ya
que me parece la más completa en principio.
Ver a estas personas desplegar sus cualidades y capacidades
cuando se apropiaron de la seguridad en sí mismas, y ser protagonista de la
felicidad que eso les provoca y los sentimientos de libertad con los que entran
en contacto, es una de las gratificaciones más grandes que recibo trabajando
con estas disciplinas.
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