© Félix Olivari Tenreiro.
¿Te pusiste a pensar alguna vez cuál es el motivo de que los
Seres Humanos expresemos la peor cara de cualquiera de los Signos zodiacales?
Hace años estaba dando una clase de Astrología. “¿Cuál sería
el ´toc´ de Libra?”, me pregunta una alumna. “Vivir en la indecisión, no saber
nunca qué es lo que desea, perderse en el deseo de los demás, no querer
confrontar nunca…”, le respondí.
Ahí fue que tomé consciencia de que lo peor que le podía pasar
a Libra era tener absolutamente en sombra a su opuesto complementario,
Aries!!
Repasé mentalmente si esto sucedía con los demás Signos… Y
obviamente la respuesta fue un sí rotundo.
El extremo del virginiano que intelectualiza y racionaliza
hasta sus emociones, incapaz de conectar con cualquier faceta sensible no
mental, rechaza de plano todo matiz pisciano. El colmo del escorpiano que no
sabe cómo generar su energía y sus recursos por medios lícitos (Tauro), se la
pasará manipulando y extorsionando culpógeno a medio mundo en un torpe intento
por no morir anémico… Y así sucesivamente…
No obstante esto, sería bueno no confundir gordura con
hinchazón: la otra no muy sana costumbre que tenemos los humanos es la de
polarizarnos en ese opuesto complementario…
El pisciano aterrorizado por semejante sensibilidad y falta
de “forma” que se convierte en un rudimentario virginiano que tiene pautado
hasta en qué hora, minuto y segundo ha de ponerse la pantufla derecha, primero,
y luego la izquierda, sumido en rituales autómatas y rutinarios no es
precisamente un ejemplo de integración de los opuestos.
Pero lo que está claro es que en el Signo que está enfrente
del habitado por nuestro Sol tenemos mucha información sobre nosotros mismos y
sobre lo que nos corresponde abrazar e integrar…
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