© Félix Olivari Tenreiro.
Nos guste o no (y muchas veces no nos gusta), Escorpio forma
parte del Zodíaco. Y muchas veces no nos gusta porque precisamente es él el
encargado de decirnos que lo que era simple armonía, cuidado de las formas,
estética y belleza en Libra estaba soslayando todo aquello que se necesita integrar:
lo que solemos llamar aspectos oscuros, sombríos, tenebrosos…
En el simbólico recorrido por todas las experiencias y
arquetipos habidos y por haber del Inconsciente Colectivo que representan los
Arcanas Mayores del Tarot, La Muerte, El Diablo y La Torre están invitados a la
mesa.
Qué hacemos con esas energías y cómo nos vinculamos con
ellas son preguntas claves que no estaría de más hacernos a menudo.
El Arcano Mayor N° 14, La Templanza, es una carta muy ligada
a la energía pisciana, en donde vemos un ángel sutil, elevado, casi etéreo, que
sólo tiene apenas apoyado un pie sobre la tierra y el otro en contacto con el
agua, haciendo circular con armonía ese elemento entre dos vasijas.
No fue menor para mí el impacto que me provocó ver, con la
ayuda de una alumna que tomaba su primer clase de Tarot, que La Templanza está,
literalmente hablando, rodeada de las tres cartas nombradas al principio.
Piscis rodeado de muerte, manipulación, extorsión,
destrucción!!
Me pregunto, ¿qué otro camino le queda a este bonito,
sensible y delicado ángel que integrar a sus “oscuros” vecinos? Es hacer eso o
perecer…
Tal vez tomar consciencia que ninguno de esos tan temidos
Arcanos es el último de ese recorrido, que luego de cualquier “muerte”, de lo
más degradante de nuestra condición humana y de la peor de las destrucciones de
cuánto hayamos construido, el camino continua, nos facilite hacer ese trabajo
de integración con ellos…
Darnos cuenta que transitarlos es sólo eso: un paso más, que
ninguno de los tres representa el final de nada por sí mismo.
Que todavía queda mucho para seguir experimentando en La
Estrella, La Luna, El Sol, El Juicio.
Hasta llegar a la simbólica iluminación que representa El
Mundo…
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