© Félix Olivari Tenreiro.
Una de las preguntas recurrentes que recibimos los
astrólogos es sobre si la Carta Natal nos muestra un destino predeterminado, o
si, por el contrario, somos poseedores de Libre Albedrío.
Desde ya que la respuesta es que de ninguna manera nuestra
Vida está pre-determinada por nada…
Claro está que si alguien con una Carta inundada del
elemento Agua, vinculado esto a lo sensible, empático, lo creativo, con una
marcada disposición al cuidado por los demás, pretende, por desconocimiento de
sus cualidades, ser, por poner un ejemplo, un deportista de elite, es más que
probable que se frustre en ese intento…
En ese caso el astrólogo, munido de esta maravillosa
herramienta, podrá orientarlo y explicarle cuáles son sus características
particulares y dentro de qué actividades podrá desarrollarse con soltura,
facilidad, placer y alegría.
Pero lo que hoy me resulta curioso, luego de años de
escuchar esa pregunta, es que la misma pareciera estar destinada a que se nos
asegure que tenemos libertad para hacer con nuestra existencia lo que se nos
venga en gana, como si temiéramos estar atrapados en una especie de telaraña
tejida antes de nuestro nacimiento, la que nos estaría impidiendo tener margen
de maniobra o elección…
Por el contrario, nuestra Carta Natal es algo así como una
flor cuyos pétalos se van abriendo y desplegando en la medida que vamos tomando
contacto con cada uno de los potenciales implícitos en la misma (creativos,
profesionales, laborales, afectivos, lúdicos, etc.), toda vez que seamos
conscientes de nuestra sombra, y que vayamos trabajando con nuestras heridas
primarias, sanando y liberando memorias que nos atan a lo que ya no nos sirve,
que nos vamos desprendiendo de patrones y mandatos limitantes.
Entonces, pienso, sería bueno escuchar alguna vez que esa
pregunta se nos formula para tener la certeza de que podemos usar esa libertad
para despojarnos de todas nuestra trabas, miedos, inseguridades, neurosis,
complejos…
Para que nos quede claro que tenemos Libre Albedrío para
hacer de nosotros la mejor versión de todo eso que se ve en la Carta Natal como
potenciales a desarrollar; que nos podemos acercar, si así nos lo proponemos,
al fin de nuestros días en este planeta como preciosas manifestaciones divinas
abiertas al Sol…
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