“CON LOS PIES EN LA TIERRA”.
Arcano Mayor XX, EL JUICIO.
© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Durante prácticamente todo el 2018 los escorpianos disfrutaron
de las mieles de la presencia del maravilloso Júpiter, el gran proveedor.
Posiblemente haya sido para ellos un año de importante expansión en algún
sentido, en algún área de sus vidas. Pero este tan generoso planeta expande
todo lo que toca, y si hablamos de Escorpio, estamos hablando también de
“sombra”. El octavo Signo es la gran bisagra del Zodíaco: es él que nos dice
que todo aquello que mal llamamos oscuro debe ser integrado en nuestra
consciencia con el mismo amor con el que integramos todos los aspectos que
solemos considerar valiosos y elevados.
Del mismo modo que pudieran haber experimentado una
sensación importante de seguridad en ellos mismos, los escorpianos bien podrían
haberse visto desafiados a confrontar con algunas aristas de su personalidad no
del todo agradables para paladares sensibles…
Pero Júpiter es demasiado amoroso como para haber hecho de
esa tarea algo abrumador. Nada desgarrador debe haber resultado; por el
contrario, quien se puede observar amorosamente a sí mismo, sólo obtiene una
sensación de alegría y plenitud, sabiendo que ha sanado algo más de su
totalidad.
A toda expansión le sigue una contracción. O una reconexión
con la realidad, un regreso a cierta “normalidad”. Los mismos Plutón y Saturno
que tanto vienen perturbando y empujando a profundas transformaciones tanto a
Aries, a Cancer como a Libra, en este caso están prodigando sus mejores
cualidades a Escorpio desde el aspecto más benigno que existe en Astrología
llamado sextil.
Ambos están en pleno recorrido por Capricornio, como ya lo
expresé, y este Singo de Tierra es el encargado de que tomemos contacto con lo
real de manera contundente. Podemos desear y pretender hacer las cosas a lo
grande, ensanchando nuestros límites más allá de nuestros miedos e inseguridades
(Plutón), pero eso será como consecuencia de una labor, constante, paciente, en
definitiva, realizada con mucha madurez (Saturno).
Capítulo aparte para Urano, que, como está dicho, en mayo de
2018 puso un pie en Tauro, opuesto a Escorpio, para permanecer allí siete
largos años. Los tan intensos escorpianos se verán de pronto con la oportunidad
de empezar a tener al menos un atisbo de lo que es amar desde lugares más
desapegados y menos posesivos, dejar de controlarlo todo, soltar las cosas
cuando ya han tenido suficientes evidencias de que eso, o bien no va a suceder,
o en todo caso lo hará más adelante, tomar distancia interna de las situaciones
evitando así que cada episodio de sus vidas, sobre todo los afectivos, se
convierta en la letra de un bolero… Vivir un poco más en el bendito aquí y
ahora con el que tan bien se lleva el muy imprevisible y díscolo Urano, el
regente de Acuario, la energía que nos enseña que la sana distancia emocional
también es una virtud.
¿Qué nos cuenta la imagen del Arcano Mayor XX, EL JUICIO? Un
llamado del Cielo, un ángel invitando al despertar. La transformación (muerte)
escorpiana, el renacimiento desde las profundidades en un proceso lento,
sistemático, ordenado y regular, en donde se revisará lo hecho hasta ahora (el
juicio) de manera prolija y cuidadosa, para emprender las acciones que nos den
la fuerza necesaria para superar los límites propios y externos. Este arcano
está vinculado a las mesetas temporales, donde puede que no sucedan grandes
acontecimientos, pero que es un período excelente para la construcción de los
cimientos de lo que vendrá.
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