El mapa de la Revolución Solar, o carta anual, el que se
elabora tomando como referencia la fecha del último cumpleaños de la persona,
es, a mi entender, una excelente herramienta de trabajo.
En el mismo se observan de manera muy clara los escenarios
posibles durante ese período de tiempo en cada Casa o área de Vida. Escenarios
que, claro, bien pueden ser tanto internos como tener una manifestación
externa.
Esto último es algo vital para tener presente y para
comunicarle al consultante: sólo Dios sabe (o un buen vidente), qué de todo eso
será un hecho, un suceso, o simplemente una vivencia mía personal, un cambio,
movimiento o crisis interna, mal que nos pese a todos, cuando tantísimas veces
deseamos saber, con cierto fervor, “Qué nos va a pasar”…
Lo que es importante tener en cuenta es que esta otra carta
tiene sus propias dinámicas y forma de ser leída y abordada. Muchos alumnos me
preguntan, por ejemplo, qué relevancia tiene en ella un planeta retrógrado, o
cuánta significancia le damos al eje nodal. Efectivamente, de ningún modo
expresan, durante ese año, la misma trascendencia ni el importante protagonismo
que ejercen en la Carta Natal.
Y quizás lo que más confusión, y miedo, claro, suelen
generar, son los aspectos tensos que “aparecen” en la misma. Esas malditas
rayas rojas que tanta angustia y preocupación generan a la hora de desplegar el
mandala.
Hace unas semanas, impartiendo el seminario sobre esta
temática, nos ponemos a analizar junto con una alumna una Revolución Solar de
un par de años atrás. O sea, ella sabía perfectamente bien lo que había
sucedido, y lo que no.
Me cuenta que durante ese año realizó dos viajes, uno a
Europa y luego otro a un país de Sudamérica. Pues, mis queridos lectores, les
aseguro que ese mapa asustaba en verdad… Puedo afirmar, sin temor a
equivocarme, que si el mismo caía en manos de un astrólogo predictivo y
fatalista, le hubiera pronosticado que el avión que la iba a llevar al viejo
mundo explotaría en el aire, con ella dentro, claro…
La infinidad de aspectos tensos entre sus Casas IX, III y IV
era muy llamativa. Pero mi apreciada alumna no sólo no había sufrido accidente
alguno durante sus viajes, sino que ambos habían sido experiencias sumamente
enriquecedoras y muy nutritivas para ella. Entonces, ¿qué representaban todos
esos aspectos tensos?
Lisa y llanamente, el impacto que esa experiencia había
tenido en su consciencia. Así de simple. Era una mujer de cerca de 60 años, y
esa iba a ser la primera vez que salía del país, no para visitar alguna tierra
cercana precisamente, iba directo a Europa, a recorrer territorios de mucho
valor para ella, toda vez que es historiadora y esos paisajes sólo los había
visto en fotos y libros.
Nací y viví 51 años en la ciudad de Buenos Aires, una gran
urbe. A esa edad decidí radicarme en una provincia del norte de Argentina, y
más precisamente en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad capital.
En la solar de ese año la Luna en Casa XII hablaba del fin
de una forma de hacer nido, posición muy típica en las mudanzas. Hasta ahí todo
bien, y con eso alcanzaba y sobraba… Pero como si esto fuera poco… La misma
recibía una cuadratura de Plutón, y una oposición de Urano!!
Si mi mudanza hubiera sido de un barrio a otro dentro de la
mismísima ciudad porteña seguramente jamás se hubiera expresado de una manera
tan contundente en el mapa. Pero ese cambio de residencia fue radical: a las
18:00 hs partí en un avión desde una de las metrópolis más grandes de América,
y a las 21:00 hs estaba instalado en una casa situada en un pueblo perdido en
medio del monte…
Ojalá estas experiencias nos sirvan a todos para poder
acercarnos al estudio o al análisis de una Revolución Solar sin entrar en
contacto con los tan habituales estados de pánico que nos suelen aquejar.
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