jueves, 7 de diciembre de 2017

LOS TIEMPOS DE LA CONSCIENCIA.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Muchos consultantes, amigos, conocidos o alumnos me han preguntado varias veces, qué acciones podían emprender para "avanzar" en el aprendizaje de alguna energía que han tenido en sombra o con la que se habían identificado muy poco, como la que representa, por ejemplo, el mismísimo Ascendente.

En verdad me parece muy loable que alguien tenga semejante disposición para crecer y evolucionar.

Ahora bien, me pregunto: por más claro que tenga a nivel mental qué es lo que tengo que aprender, y por mejores intenciones y voluntad que ponga, puedo acelerar los tiempos de mi Consciencia?

En un punto yo creo que sí. Dentro de mis posibilidades y mis conocimientos, les suelo sugerir herramientas lo más concretas posibles que los pueda ayudar en ese proceso. Confío plenamente en los actos de “psicomagia” de Jodorowsky. Estar en contacto cotidiano con la imagen del “loco”, el guerrero, la puta, la madre o el arquetipo que sea, es un estímulo que seguro irá impactando en la psiquis de la persona.

Como también es recomendable acortar esa distancia interna viendo películas o series que tengan a esa figura que percibo como ajena a mí, en un rol relativamente protagónico.

Si fuera necesario para el consultante apuntalar desde lo emocional ese derrotero, las esencias florales de Bach son un estupendo instrumento que también suelo recetar.

Pero por otro lado, el por qué un día dejo de resistirme a abrir los brazos para ensanchar los límites de la idea de quién soy, es un misterio insondable…

Hace muchos años, en plena sesión con una terapeuta transpersonal y astróloga, le dije: “Yo aprendo mucho en este espacio, es muy nutritivo para mí. Pero me di cuenta que los cambios profundos los realizo cuando ya estoy harto de hacer siempre lo mismo, con los mismos lamentables resultados…”.

Por qué hoy desperté con un desapego que hasta ayer era algo impensado, por qué hoy sí tengo el coraje para hacer lo que hace días me resultaba imposible, cómo es que hoy poseo una empatía desconocida por mí a lo largo de mi historia de vida (y así con todos nuestros cambios), es algo que, en un porcentaje imposible de calcular, está dictado por la Gracia Divina. 

Necesitamos vernos pacientes para ser testigos y presenciar el despliegue de los pétalos de nuestra Consciencia. Esa divina flor llamada Carta Natal, como todo ser viviente, también se mueve en una jerarquía “biológica” con sus particularísimos tiempos sagrados, imposibles de transgredir…


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