© Justo Félix Olivari Tenreiro.
Muchos consultantes, amigos, conocidos o alumnos me han
preguntado varias veces, qué acciones podían emprender para "avanzar"
en el aprendizaje de alguna energía que han tenido en sombra o con la que se
habían identificado muy poco, como la que representa, por ejemplo, el mismísimo
Ascendente.
En verdad me parece muy loable que alguien tenga semejante
disposición para crecer y evolucionar.
Ahora bien, me pregunto: por más claro que tenga a nivel
mental qué es lo que tengo que aprender, y por mejores intenciones y voluntad
que ponga, puedo acelerar los tiempos de mi Consciencia?
En un punto yo creo que sí. Dentro de mis posibilidades y
mis conocimientos, les suelo sugerir herramientas lo más concretas posibles que
los pueda ayudar en ese proceso. Confío plenamente en los actos de “psicomagia”
de Jodorowsky. Estar en contacto cotidiano con la imagen del “loco”, el
guerrero, la puta, la madre o el arquetipo que sea, es un estímulo que seguro
irá impactando en la psiquis de la persona.
Como también es recomendable acortar esa distancia interna
viendo películas o series que tengan a esa figura que percibo como ajena a mí,
en un rol relativamente protagónico.
Si fuera necesario para el consultante apuntalar desde lo
emocional ese derrotero, las esencias florales de Bach son un estupendo
instrumento que también suelo recetar.
Pero por otro lado, el por qué un día dejo de resistirme a
abrir los brazos para ensanchar los límites de la idea de quién soy, es un
misterio insondable…
Hace muchos años, en plena sesión con una terapeuta
transpersonal y astróloga, le dije: “Yo aprendo mucho en este espacio, es muy
nutritivo para mí. Pero me di cuenta que los cambios profundos los realizo
cuando ya estoy harto de hacer siempre lo mismo, con los mismos lamentables resultados…”.
Por qué hoy desperté con un desapego que hasta ayer era algo
impensado, por qué hoy sí tengo el coraje para hacer lo que hace días me
resultaba imposible, cómo es que hoy poseo una empatía desconocida por mí a lo
largo de mi historia de vida (y así con todos nuestros cambios), es algo que,
en un porcentaje imposible de calcular, está dictado por la Gracia Divina.
Necesitamos vernos pacientes para ser testigos y presenciar
el despliegue de los pétalos de nuestra Consciencia. Esa divina flor llamada
Carta Natal, como todo ser viviente, también se mueve en una jerarquía
“biológica” con sus particularísimos tiempos sagrados, imposibles de
transgredir…
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