viernes, 25 de agosto de 2017

MÁS ALLÁ DE LA ILUSIÓN.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

La terapia de Regresión a Vidas Pasadas fue pionera en cuanto abordar de manera transpersonal cualquier problemática presente en nuestra actual encarnación.

Cada día más y más personas en diferentes partes del mundo están teniendo acceso a otros tipos de herramientas también transpersonales como las Constelaciones Familiares, y, más cercana en el tiempo, la terapia de Biodecodificación.

Ambos enfoques trabajan con el árbol genealógico del consultante desde el momento que conciben que todos nosotros heredamos diversas dificultades provenientes de antepasados que de algún modo quedaron “excluidos” del clan o que fallecieron sin poder resolver esas temáticas.

En estas dos últimas disciplinas tenemos la posibilidad, por medio de diversos ejercicios y metodologías, de hablar con aquellos familiares desencarnados, de hacer contacto de una manera directa y explícita, de perdonarlos, pedirles perdón, contarles de nuestros enojos y resentimientos, escribirles cartas explayándonos sobre esos malestares, ayudarlos e invitarlos a que se incluyan en el sistema familiar y logren, por fin, descansar en paz…

Pues bien, entonces, ¿qué valor agregado nos ofrecen estos tratamientos? ¿Qué importante noción nos acercan y nos aportan? La consciencia, ni más ni menos, de que la “muerte” es sólo una ilusión, nuestra ilusión como seres apegados a la forma física.

Toda esta reflexión viene a raíz de haber escuchado a varias personas que aun estando altamente familiarizadas con estas propuestas terapéuticas, manifestaban una gran preocupación, ante la inminente muerte de un familiar, por poder “despedirse” del mismo antes de su partida, o se lamentaban por no haberlo podido hacer con aquel ser amado que falleció sin previo aviso…

Evidentemente ese apego a la materia es más fuerte de lo que en un principio podíamos sospechar.

Cada uno de los seres que abandonaron su cuerpo físico estará tan presente como lo decidamos nosotros en cada instante de nuestra cotidianeidad. Si podemos dialogar con ellos en un ámbito terapéutico, con más razón eso será un hecho cuando surja espontánea la necesidad… Cada vez que los traiga el pensamiento podemos llevarlos hacia nuestro corazón y, con la emoción apretando por dentro, sentir la calidez y la paz que nos otorga ese encuentro.

Donde sea que estén, nos escuchan… Y si somos lo suficientemente receptivos, podremos oír lo que tienen para decirnos, por más que nuestra mente diga y perjure que es sólo producto de nuestra imaginación…


No hay comentarios:

Publicar un comentario