© Justo Félix Olivari Tenreiro.
La terapia de Regresión a Vidas Pasadas fue pionera en
cuanto abordar de manera transpersonal cualquier problemática presente en
nuestra actual encarnación.
Cada día más y más personas en diferentes partes del mundo
están teniendo acceso a otros tipos de herramientas también transpersonales
como las Constelaciones Familiares, y, más cercana en el tiempo, la terapia de
Biodecodificación.
Ambos enfoques trabajan con el árbol genealógico del
consultante desde el momento que conciben que todos nosotros heredamos diversas
dificultades provenientes de antepasados que de algún modo quedaron “excluidos”
del clan o que fallecieron sin poder resolver esas temáticas.
En estas dos últimas disciplinas tenemos la posibilidad, por
medio de diversos ejercicios y metodologías, de hablar con aquellos familiares
desencarnados, de hacer contacto de una manera directa y explícita, de
perdonarlos, pedirles perdón, contarles de nuestros enojos y resentimientos,
escribirles cartas explayándonos sobre esos malestares, ayudarlos e invitarlos
a que se incluyan en el sistema familiar y logren, por fin, descansar en paz…
Pues bien, entonces, ¿qué valor agregado nos ofrecen estos
tratamientos? ¿Qué importante noción nos acercan y nos aportan? La consciencia,
ni más ni menos, de que la “muerte” es sólo una ilusión, nuestra ilusión como
seres apegados a la forma física.
Toda esta reflexión viene a raíz de haber escuchado a varias
personas que aun estando altamente familiarizadas con estas propuestas
terapéuticas, manifestaban una gran preocupación, ante la inminente muerte de
un familiar, por poder “despedirse” del mismo antes de su partida, o se
lamentaban por no haberlo podido hacer con aquel ser amado que falleció sin
previo aviso…
Evidentemente ese apego a la materia es más fuerte de lo que
en un principio podíamos sospechar.
Cada uno de los seres que abandonaron su cuerpo
físico estará tan presente como lo decidamos nosotros en cada instante de
nuestra cotidianeidad. Si podemos dialogar con ellos en un ámbito terapéutico,
con más razón eso será un hecho cuando surja espontánea la necesidad… Cada vez
que los traiga el pensamiento podemos llevarlos hacia nuestro corazón y, con la
emoción apretando por dentro, sentir la calidez y la paz que nos otorga ese
encuentro.
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