viernes, 21 de abril de 2017

LA SUBJETIVIDAD DEL TAROT.

© Justo Félix Olivari Tenreiro.

Me consultan por la modalidad con la que imparto los cursos de Tarot, y la mayor cantidad del tiempo de mi respuesta se la lleva explicarle al/la interesado/a por qué no voy a ser yo el que le diga qué significado tiene cada Arcano…

Lo más empírico de mi respuesta está en recordarle que existen cientos de mazos de Tarot distintos, y que, por lo tanto, cada dibujante o ser humano que se dignó a crear el suyo, se tomó la libertad de hacer con cada carta lo que le vino en gana, o lo que el nombre de ese Arcano le resonó en lo más profundo de su Ser.

Pues bien, quien mire las dos imágenes que acompañan esta nota verán que resulta sencillamente imposible hablar de un significado único e inequívoco de, en este caso, la carta La Fuerza.

Si un alumno se compró el mazo de la derecha y el otro el de la izquierda, ¿qué les digo? ¿Obligo al del mazo de la izquierda a que conciba “la fuerza” como algo simbólico más ligado a cierta destreza o a la capacidad de persuasión, cuando lo que él está viendo es “la fuerza” expresándose en su forma más brutal y primitiva?

¿Manipulo al alumno poseedor del mazo de la derecha hasta convencerlo de que esa carta le habla de lucha, cansancio, esfuerzo, y peligro de muerte?

La misma libertad que se han tomado los creadores de las imágenes es a la que tiene derecho a acceder quien las va a leer…

Tuve dos alumnas que, con el MISMO mazo de cartas, tenían una sensación y visión completamente opuesta del Emperador: una veía a un “padre” amoroso, contenedor y un tanto bonachón; la otra a un déspota que hacía un pésimo uso de su poder. Las dos lecturas son VALIDAS…

Cuando una de ellas tenga enfrente a un consultante con un padre amoroso y compañero, pues aparecerá el Emperador para representarlo. Esa carta, seguida del Diablo, por poner un ejemplo, mutará su impronta hacia alguien con mal carácter y tal vez violento o manipulador.

Cuando la otra alumna tenga ante sí a un consultante con un jefe despiadado y abusador, será también el Emperador la que lo describa. Y así sucesivamente…

Decirle a un alumno de Tarot cómo debe sentir cada carta, qué debe ver en ella y cómo debe leerla, me resulta de una violencia inaudita.

Para los que vamos a acompañar a alguien por este maravilloso recorrido, el trabajo interno que nos compete es sobre el CONTROL, sobre nuestra autoestima para no necesitar reforzarla mostrándonos como los poseedores del “saber”, y revisar cómo nos vinculamos con el concepto de Libertad; si nos damos permiso para tener un criterio propio de las cosas y las situaciones, o amamos-necesitamos que alguien nos diga qué es lo que tenemos que pensar y cómo debemos elaborarlas…


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