© Justo Félix Olivari Tenreiro.
La integración de los diferentes aspectos de nuestra Carta
Natal es el desafío por excelencia que tenemos enfrente todos aquellos que
hemos decidido vivir la Vida desde la responsabilidad personal, haciéndonos
cargo de aquello que atraemos, renunciando a cualquier postura existencial de
víctima de los demás.
Las cuadraturas, oposiciones y las conjunciones son los
típicos aspectos planetarios en donde ese desafío se hace patente. Y, en un
gran porcentaje de probabilidades, mientras nos identificamos con la energía de
uno de esos planetas, el otro cuerpo celeste queda lejos en nuestra
consciencia, y lo atraemos en escenas y personas… Entonces, como lo vemos
“aparecer” en el “afuera”, la tentación de culpar a esa situación o a ese
“otro” por lo sucedido es enorme… Y sucumbimos a la misma miles de veces más de
lo recomendado.
El mapa natal, y un buen astrólogo que sepa leerlo, nos
sacarán de esa ilusión. Además de ese diagnóstico, ¿el astrólogo podrá
proveernos de alguna herramienta para llevar a cabo la integración de esas
energías en discordia?
Uno de los recursos de la terapia gestáltica es el de
desplegar esa situación; darle permiso a cada una de las partes implicadas para
que se exprese y nos cuente qué siente y qué experimenta frente a la presencia
y a los movimientos del otro. Podemos representar a cada planeta sucesivamente,
sentándonos en una silla mientras le hablamos al otro, ubicándolo en otra silla
enfrente, y/o representándolo con algún objeto que nos remita a él. Luego
hacemos lo mismo con la otra energía…
Entiendo que estos ejercicios son estupendos para la toma de
consciencia de ese y cualquier otro conflicto. Y seguro nos llevaremos más de
una sorpresa cuando oigamos expresarse libremente a estos planetas.
Así, cuando escuchemos a Saturno hablarle, por ejemplo, a
Urano, a Marte o a Neptuno, veamos que tal vez les confiese su miedo a que nos
convirtamos en unos irresponsables irredentos, a que nos perdamos en nuestros
deseos irrefrenables, o a que sencillamente nos volvamos locos…
Descubriendo así que ese Maestro que tan mala prensa tiene,
al que sentimos como tan restrictivo (y que, cuando lo hemos proyectado lo
vimos emerger en la figura de un jefe insoportablemente exigente o en la de una
pareja limitante y castradora), en el fondo no es más que un padre amoroso y
protector que quiere lo mejor para nosotros, sólo que un poco asustado por el
buen o mal uso que podamos darle a esas otras energías…
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