Acabo de terminar de atender a una joven mujer de tan sólo
28 años, con una consciencia de sus procesos, de sus aprendizajes y de su
sombra estupenda... Tan bella en su inocente y mayúscula sabiduría... Placer
infinito trabajar con alguien así.
Cada día agradezco más a Dios y a la Vida por el trabajo que
tengo, que más que trabajo es una pasión que me llena de Amor por cada
consultante, que me deja el corazón abierto de par en par con esta dulce
sensación de plenitud y serena felicidad.
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