domingo, 21 de septiembre de 2014

¿CÓMO LEEMOS UN TRÁNSITO PLANETARIO?

PRIMERA PARTE.

© Félix Olivari Tenreiro.

Parafraseando a Carutti, la Carta Natal es un mandala. Por lo tanto es necesario abordarla como tal, o sea, hacer una lectura holística de la misma.

Ahora bien, a la hora de enseñar esta riquísima y milenaria disciplina necesariamente tenemos que disociar, necesitamos hacerlo al intentar explicar qué significaría supuestamente que un planeta se encuentre en determinado Signo, Casa, o que reciba un aspecto de tal o cual otro.

El inconveniente se presenta cuando tendemos a hacer esa disociación al momento de leer un tránsito planetario; cuando, si el mismo nos está movilizando más de lo que deseamos, esperamos ansiosos que se retire de esa área de nuestra vida.

La mala noticia es que, si durante su presencia en esa área no tomo contacto con el aprendizaje implícito al que me invita, el efecto lo sentiré más adelante cuando ese mismo planeta haga otro aspecto tocando un área de la Carta que tenga la misma temática que la anterior.

Por poner un ejemplo: si estoy más preocupado en esperar ansioso que Plutón se “vaya” de arriba de mi Luna que en oír lo que tiene para decirme, cuando al poco tiempo de que se aleje, el mismo Plutón u otro planeta le haga un aspecto tenso a mi Casa lV, que representa las mismas temáticas que la Luna, estaré otra vez “padeciendo” un tránsito en el mismo asunto de mi Vida.

También puede pasar que sincrónicamente con el alejamiento del Señor de las Profundidades, el severo Saturno comience a hacerle una cuadratura a esa misma Luna… Otra vez rezando para que se vaya rápido…

La Carta Natal es una circunferencia, o sea una curva plana y cerrada. Y que esté “cerrada” nos dice claramente que el planeta no puede irse a ningún lado, y que no tenemos manera de escapar de lo que tenemos que aprender… Si no es ahora, será dentro de seis meses, un año, dos…


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